martes, 31 de mayo de 2011

POEMAS "31 DE MAYO" Y "YUNGAY" - POR WALTER VIDAL TARAZONA

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31 DE MAYO

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Por Walter Vidal Tarazona

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¿Qué es aquel lejano

ronco

sordo

hondo bramido

que se atora,

helando las tiernas sonrisas

de jalca huaracina?

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¿Acaso algún monstruo

quiere romper el suelo?

¿Quiere la tierra

sacudirse de tanta

miseria humana?

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Ahora, ya debajo de sus pelados

piececitos de chancaca,

ahí, dentro del suelo, cerca,

sentía resoplar a la bestia,

que sin embargo no aparecía.

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Se zarandean

rocas

chozas

ovejas...

¡Todo, Taita Dios, todo!

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Sus ojitos clavados al camino,

por donde madrugaron

papá y mamá,

sólo vieron levantarse

negras capas de tierra.

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¡Mama Pacha!

¡no te quiebres!

Pero la tierra,

siguió temblando.

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Era un 31 de mayo.

Aquel 31 de mayo,

cuando todo se acababa

sin terminar nunca.

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A fin, de sus gargantitas

se desató un desesperado y viejo

¡Mamiiiita! Maaaá...

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Se estrelló

en el negro firmamento

ahogándose en las rocas,

donde no estaban ya

ni los cóndores más machos

ni los ahuilus más sabios.

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Sólo, entonces, y solo,

con su sombrerito bajo el brazo

cayó de rodillas,

sin saber si su puna

había parido una fiera,

o los Andes reñían con el cielo;

sin saber si moría su sueño

o si soñaba su muerte.

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Sólo, entonces, y sola,

aquella noche más negra

y más callada que nunca,

recibió un puñado de cansancio

que se derramó

con olor a muerte.

Se cerraron los ojitos,

Se hincharon también;

y en un nuevo despertar,

por las calles de Huaraz,

sus caritas de papa rosada

sus piececitos de chancaca

sus limpias sonrisas

se iluminaron;

se iluminaron al encontrar

a papá y a mamá

envueltos en una bandera

de sangre y nieve.

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Inflaron sus pechitos,

levantaron sus puños,

esos puños de Atusparia.

Gritaron ¡Basta!

¡No tiembles Huascarán!

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A YUNGAY

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Por Walter Vidal Tarazona

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Estás llorando Huascarán

hasta rasgar tu misma entraña.

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Pero no tiembles otra vez,

Apu Huascarán,

por ahogar el grito de tu garganta

con gruesas lágrimas de cuchillo.

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Has sepultado una y otra vez,

a tus propios hijos.

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¿Por qué?

¿No basta tu blanca sonrisa

para arrancarle amor al cielo?

¿No es suficiente tu belleza

en las madrugadas de sol

para encantar a los hombres?

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O prefieres sepultarlos a tus hijos

en tu propia entraña,

porque no quieres verlos

sufrir de hambre y sed de justicia.

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¿Por qué lloras, Huascarán,

hasta rasgar tu misma entraña?

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Ahí está la antigua Ranrajirca

una herida negra

hecho dolor en tu garganta.

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No tiembles más, Huascarán,

algún día llegará el pan

para tus hijos.

Y no envenenarán más su tierra

¡Pero no llores,

por ningún motivo,

hasta rasgar tu misma entraña!

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Fuente:

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Maestro en Investigación y Docencia Universitaria, "[...] en lo personal sencillo, generoso, leal, ajeno a poses y figuraciones. En lo literario, un cantor, de profesión economista, que echa sus versos al aire con esa espontaneidad propia de los juglares de antaño." NÉSTOR ESPINOZA.