miércoles, 18 de mayo de 2011

CRÓNICA DE MEDIANOCHE: LUCES Y SOMBRAS EN LA VIDA DE UN ARTISTA JOVEN - POR LUIS ALBITRES MENDO

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LUCES Y SOMBRAS EN LA VIDA DE UN ARTISTA JOVEN

Por Luis Albitres Mendo

Escuchar documentadas conferencias y sesudas reflexiones alrededor de la vida y obra del laureado compositor Felipe Pinglo Alva, fue una delicia en las voces autorizadas de Darío Mejía, a quien su enfervorizada admiración lo trae desde Melbourne, AUSTRALIA, para asistir a este evento; Lucas Borja Rojas, guitarrista, intérprete y amigo de músicos criollos; Eduardo Mazzini, académico, autor de un estupendo libro sobre Pinglo y el criollismo limeño "EN NOMBRE DE DIOS COMIENZO: MEDITACIONES SOBRE LA MÚSICA CRIOLLA" (Centro Peruano de Estudios Culturales); al final remató con supremo brillo Manuel Acosta Ojeda, reconocido cantante y compositor de prestigio mundial, director del Centro Social Musical "Felipe Pinglo Alva".


Homenaje a Pinglo (16 MAY 2011) - Foto: Nalo Alvarado Balarezo

A las 7 de la noche, de ayer lunes 16 de mayo, don Manuel llegó en silla de ruedas a la puerta del edificio del Pasaje Olaya 110, a unos pasos de la Plaza Mayor de Lima, apareciendo sonriente minutos después en el tercer piso (305), donde actualmente queda el santuario del criollismo limeño, el Centro Social Musical "Felipe Pinglo Alva".



Homenaje a Felipe Pinglo (16 MAY 2011) - Foto: Nalo Alvarado Balarezo

Aquí nos convocó Nalo Alvarado Balarezo, amigo de Darío Mejía y de Manuel Acosta Ojeda. Y aquí nos encontramos con entrañables amigos como Carlos Fidel Borjas Díaz, quien está dando los últimos toques a su libro sobre Criollismo, y Armando Arteaga Núñez, crítico literario, conferencista, arquitecto de la UNI y narrador. Aquí espectamos entusiastas e inquisitivos, junto a decenas de atentos seguidores de la música y composiciones de Pinglo. Como broche de oro inauguraron una biblioteca especializada.

Cuando caminábamos presurosos en el centro de Lima, en busca de los últimos buses que nos llevarían a casa, Nalo y yo nos topamos en plena cuadra 5 de la avenida Nicolás de Piérola, justo al frente del restaurant Kachito y al costado del famoso Cine Colmena, con un espectáculo digno de resaltar por su gran valor espiritual, en circunstancias que la fiesta electoral se va convirtiendo en un campo de batalla.



Sobre la vereda, para atraer la mirada, sorprendida y afable del viandante, un joven artista estaba pintando, con sus tizas de colores, el rostro de Cristo, con una estampita de modelo y ¡Oh sorpresa!, imagínense, a quién se atrevía a copiar, nada menos que al famosísimo Cristo de Hoffman.



Cuando lo abordamos ya había delineado gran parte del rostro y su diseño estaba muy bien logrado. Los ojos tenían el fulgor y la fuerza que transmite el óleo de Hoffman, señal inequívoca del talento de este joven llamado KEVIN MENDO VERGARAY, pintor autodidacta, nacido en Chimbote, de padre cajamarquino.



Desgarbado y ojeroso, por las noches sin dormir y el esfuerzo diario, apenas tiene 20 años, se gana la vida pintando de ese modo.



"Ayude al Arte" reza un pequeño cartelito junto a un pote para monedas. Nalo y yo nos apresuramos a colaborar.



Acompañado por una linda jovencita de 18 a 19 años, nacida en Santiago de Chile y que vive entre Ecuador y Perú, confesó también ser pintora y danzante.



Entre sus manos vimos un par de bolos de madera, con los que los artistas callejeros realizan malabares y piruetas en frente de los automovilistas donde existe un semáforo. ¿Cómo se conocieron? Toman sus alimentos en la misma pensión y se llevan bien, porque para los jóvenes artistas no existen fronteras ni murallas infraternas.



LUCES en la vida de un artista joven, pues tiene unas enormes ganas de triunfar. Y lo va a lograr. Su juventud, su audacia y su talento lo impulsan. Tiene el secreto para conseguir el éxito tan ansiado, a punta de esfuerzo y mucho trabajo. Además ilumina su vida también esta prodigiosa jovencita que está a su lado, el amor, la amistad y la compañía, son elementos que ayudan a sobrellevar las vicisitudes de la existencia. Pero, por supuesto, ya saben dónde encontrarlos todas las noches a partir de la 11 p.m. y ayudarlo con un sencillo que a ellos les servirá de mucho.


Nosotros en compensación, los invitamos a participar en una muestra, a mostrar su arte en una exposición colectiva que está impulsando una institución de prestigio para el mes de julio del año en curso. Como ha sucedido otras veces en la historia del arte, ejemplos hay en cine, teatro, danza, etc., allí en esa plural confrontación, estos dos jóvenes pueden constituirse en la revelación del evento. ¿Y por qué no?, pues no se necesita llegar a viejo para brillar con luz propia, si hay talento y entrega.



SOMBRAS, por las penurias y estrecheces, a Kevin se le ve exageradamente delgado, por dejar en las noches de insomnio retazos de sus jóvenes vidas, por todos los momentos de insatisfacción, las frustraciones que traza la vida, la desilusión de esta sociedad que no concede oportunidades a jóvenes artistas talentosos como ellos.



Luego de una fugaz conversación, la hora, 12 de la noche y el frío que empezaba a arreciar, nos impulsaron a apurar el paso.

La inusitada invitación y el estímulo de nuestras felicitaciones alegraron sus momentos grises, brillando en sus pupilas unas chispas de esperanza.

Fue una hermosa experiencia humana. No defraudarlos fue nuestra consigna desde aquel último instante.





CRÓNICA DE MEDIANOCHE:
OTROSÍ DIGO


En circunstancias que el joven Kevin Mendo Vergaray acariciaba el rostro de Jesús, utilizando como pinceles sus dedos impregnados de tiza, me vino al recuerdo la vez que mi papá Armando, una fría noche viajera en los albores de 1968, me narró esta breve historia ancestral.

“Hijo, Leonardo Da Vinci demoró 7 años en culminar “La última Cena”, pues no le fue nada fácil encontrar un rostro que le sirva de modelo para pintar a Judas. Todas las figuras de dicha obra tenían que ser reales. Primero seleccionó el modelo de Jesús: un rostro pacífico, inocente, bello e inmaculado. La creación del rostro del Nazareno demoró medio año, y luego pintó 11 apóstoles. Sólo faltaba Judas, cuyo modelo no logró ubicar en más de 6 largos años, hasta que un feliz día se enteró que en una cárcel romana estaba el rostro anhelado para culminar su pintura maestra.

Leonardo se trasladó inmediatamente a Roma y visitó la cárcel, hallando en uno de los calabozos la perfecta expresión del mal, un rostro impenetrable y marcado por todas las cicatrices capaces de sintetizar la crueldad humana. El prisionero fue llevado al estudio de Leonardo en Milán, y durante seis meses pintó el rostro de Judas.

Cuenta la historia, que cuando Leonardo culminaba el último trazo, levantó la mirada al escuchar el llanto del modelo. Aquí el diálogo:

- ¿Por qué lloras?

- Maestro ¿usted no se acuerda de mí?

- No hijo, antes de nuestro encuentro en la cárcel de Roma, nunca te vi.

- Obsérveme bien maestro y se dará cuenta quién soy, usted me conoce lo suficiente.

- Es imposible, hijo, no me recuerdas a nadie en absoluto.

- Maestro, hace 7 años, durante seis largos meses fui el modelo del rostro de Jesús.

Finalmente Leonardo y el prisionero lloraron abrazados. Dios había obrado un milagro al ablandar el duro corazón de aquel hombre que en pocos años se convirtió en despojo humano”. Narrado, con sello chiquiano, por Armando Alvarado Montoro (1968).



Desde aquella vez que mi papá me narró el relato frente a los roquedales de Inkahuaganga, siempre que contemplo “La Última Cena”, el rostro de Jesús sacia mi sed de ternura, la misma ternura que la medianoche del lunes 16 vi fulgurar en los rostros de Jesús y del joven pintor chimbotano Kevin Mendo Vergaray.




Esta pequeña crónica de medianoche es un breve tañido de campana, cuyo eco ojalá llegue al oído del flamante Ministerio de Cultura.

Con seguridad, doña Doris Renata Teodori De la Puente, Directora General de Promoción Escolar, Cultura y Deporte del Ministerio de Educación, sumará la obra de Kevin al frondoso árbol cultural que viene cultivando con ahínco a nivel nacional. Del mismo modo, seguramente lo hará nuestra impulsora cultural Lidia Vásquez Ruiz en el marco de la próxima edición artística del Comité de Damas del Poder Judicial. Muchas gracias amigo Lucho Albitres Mendo.


Fraternalmente,

Nalo Alvarado Balarezo




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