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EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA COMO IDEAL DEMOCRÁTICO
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Con mucha alegría he recibido en mi correo muchas adhesiones de paisanos, amigos y familiares que votarán en LIMA por FÉLIX JIMENEZ JAIMES (Nº 9 de Gana Perú), y en ANCASH por MODESTO JULCA JARA (Nº 1 de Perú Posible). Comparto con todos ellos, la necesidad de que a partir del 28 de julio próximo, se debatan los grandes problemas nacionales, que son muchos y angustiantes, como la corrupción, por ejemplo. Este nuevo Congreso tiene que ser la levadura del desarrollo para que el pan llegue dulce a todos los hogares peruanos de la Costa, de la Sierra y la Selva.
No más discusiones banales en el hemiciclo sobre escándalos de malos padres “Padres de la Patria”, felizmente pocos, pero que constituyen pésimos comportamientos influyendo negativamente en el desarrollo de nuestros niños y jóvenes compatriotas. Inclusive hay un parlamentario candidato que en su pancarta de lucha ha puesto: “Fumiguemos el Congreso”, cuando más saludable es catalizarlo y revitalizarlo, pues, qué culpa tienen los honestos parlamentarios, trabajadores administrativos y miembros de seguridad, del crecimiento de este tumor.
No podemos dejar las tareas legislativas ni fiscalizadoras en espíritus poco entusiastas para fajarse por el Perú. Desde hace meses un considerable número de congresistas mantiene una modorra inexplicable, en la creencia de que haciéndose los muertitos cobrarán sin contratiempos sus jugosos emolumentos que se incrementan sobremanera en julio; y como ya es habitual, algunos caraduras, entre ellos los que no logren su reelección, se retirarán a seguir hibernando con una suculenta pensión, mientras el pueblo se muere de hambre. Qué injusto.
Para evitar los desatinos que nos tienen acostumbrados muchos parlamentarios desde hace décadas, se tiene que incorporar al Congreso de la República, personas con elevando nivel académico, sobre todo economistas de prestigio internacional como FÉLIX JIMÉNEZ JAIMES y contadores de vasta experiencia como MODESTO JULCA JARA, para que desde sus escaños contribuyan a un crecimiento sostenido de la economía peruana. Un crecimiento donde los intereses de grupo no desplacen al interés general.
Tenemos que darle un valor agregado a nuestra riqueza minera como lo vienen haciendo en otras latitudes, sólo así dejaremos de ser los pedigüeños de siempre frente al gran capital. “Es mejor transformar que exportar materias primas”, escuché decir emocionados a mis maestros en mis años primeros, cuando juramentó como mandatario don Fernando Belaunde Terry. También los medios de comunicación masiva persisten en este dicho desde hace medio siglo, pero los encargados de legislar y cambiar el modelo imperante hacen mutis y oídos sordos, en comparsa con intereses nada santos. Incluso poniendo en riesgo nuestra soberanía y la dignidad nacional, ofreciendo al mojigato y al pecador nuestras tierras y sus ingentes riquezas a cambio de casi nada, como si el mundo se fuera acabar mañana. ¿Por qué tanta entrega y por qué ese perverso afán devastador?, pregunto: la respuesta lo tienen los electores.
Cada día también me pregunto ¿por qué el gas que abunda en el Perú nuestro de cada día, tiene el precio más alto para el consumo doméstico que en los países que exportan este recurso? ¿Por qué la gasolina cuesta al triple o cuádruple respecto a otros países con menos fortuna petrolera? ¿Por qué en un país que se ufana democrático a ultranza, los congresistas reciben 50 veces más de aguinaldo que los millones de trabajadores estatales, y millones de peruanos no reciben ni un centavo partido por la mitad, bajo el silencio terco de las organizaciones defensoras de los derechos humanos?
Están deforestando a gran escala la Amazonía y va camino a convertirse con los años en un espacio desértico. Los glaciares que nos brindan el elemento vital para no morirnos de sed, están disminuyendo inexorablemente su espesor. Las lagunas y los puquiales se secan en todas partes; los ríos y los canales de regadío se contaminan segundo a segundo. La ganadería y la agricultura, otrora pilares de la economía en nuestra amada Sierra, van perdiendo la batalla contra los productos manufacturados, mientras en otros países con mayor desarrollo y también en los centros comerciales “chic” de Lima, los alimentos orgánicos, ésos que consumíamos mañana, tarde y noche de niños de las altas cumbres, son los preferidos de los bolsillos repletos que pagan sin chistar el precio que les pide el negociante.
En fin, parafraseando al vate universal César Vallejo, hay tanto por hacer, que solamente queda rezar a Dios y pedir a los apus tutelares, para que mañana 10 de abril le cambiemos el rostro, pero también el alma y le pongamos un corazón más humano a nuestro Congreso de la República, tan venido a menos en los últimos tiempos.
¡MAÑANA DEPENDE DE NOSOTROS, EL LUNES SERÁ DEMASIANO TARDE,
PUES NO HAY SEGUNDA VUELTA PARA ELEGIR CONGRESISTAS!
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PUES NO HAY SEGUNDA VUELTA PARA ELEGIR CONGRESISTAS!
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