viernes, 25 de marzo de 2011

LA CHANCAQUERA - POR ARMANDO ALVARADO BALAREZO (NALO)

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LA CHANCAQUERA

Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)

Con los primeros balbuceos del siglo XX ingresó al pueblo una hermosa mujer cabalgando un cansado alazán, junto a unos arrieros que la acompañaron desde Pativilca.

Llegó para curarse de una embolia de amor, que le sobrevino a consecuencia de haber encontrado a su "mariachi" en brazos de una cantante de pasillos, en un bar norteño.


Aprovechando de su despampanante anatomía sedujo a muchos paisanos. Comentan que el mismísimo bandolero cayó rendido a sus pies, llenándola de halagos.

En su casa no le faltaba nada y disponía de sus bienes a manos llenas...

Cada domingo a las 10 de la mañana lucía todo su esplendor a su paso por las callecitas empedradas, camino a la iglesia: joyas y vestidos de seda que hacían voltear la mirada a las más curiosas chacuitas y maltoncitas de la alta sociedad.

Por su 1.75 de estatura era la envidia de las damas de la baja sociedad.


Para evitar comentarios antojadizos del populorum, ella decía haber heredado una cuantiosa fortuna de un tío trillonario.

Cierto día de marzo se encontraron en la esquina del mercado de abastos dos viejos amigos, uno del barrio de Umpay, el otro del periférico Mishay. Acá el diálogo:

- Shay, la fulana de tal desde hace seis meses pasta sus burros en mis alfalfares. Tú sabes, no podía negarme a sus requerimientos, y prácticamente mis pobres jamelgos sobreviven con los rastrojos. Ya estoy cansado de sus burros y esta misma noche los voy a liquidar. Guárdame el secreto o le diré a tu warmi en qué andas.

- ¡Tú estás loco¡ esos burros son míos, se los presté el año pasado, ni siquiera los toques...

Quihuillán, JUL 1977


Chiquián, en los albores del siglo XX - Imagen: Perfecto Bolarte Calderón

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