viernes, 8 de octubre de 2010

HUÁSCAR - POR DARIO MEJÍA, DESDE MELBOURNE / AUSTRALIA

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HUÁSCAR

Por Dario Mejía

Australia

"Si Leónidas, el bravo espartano, / defendiendo su patria murió, / Miguel Grau, el valiente peruano, / con su Huáscar se inmortalizó"... estrofa de una de las versiones de "Las Cautivas", que se conoce también como el vals "A Miguel Grau".

Durante los inicios de la Guerra del Pacífico, la figura de Miguel Grau, con su Monitor Huáscar, se convirtió en un verdadero dolor de cabeza para los chilenos. Durante los meses que Grau y el Huáscar estuvieron en el mar, causaron tanto daño a la escuadra chilena que sus hazañas no sólo asombraron al mundo entero sino que tanto Grau como el Huáscar se convirtieron en una especie de leyenda y ejemplo para el pueblo peruano.

Cuando el 21 de mayo de 1879 se lleva a cabo el Combate de Iquique, el Huáscar, al mando de Miguel Grau, luego de varias horas de feroz combate, hace uso del espolón para hundir al buque chileno Esmeralda. El capitán de la Esmeralda, Arturo Prat, falleció en dicho combate y Grau, en un acto de caballerosidad, ordenó rescatar a los sobrevivientes. En cambio, el buque peruano la Independencia no tuvo igual suerte ya que al chocar con una roca y empezar a hundirse, mientras perseguía al buque chileno la Covadonga, la vida de su tripulación no fue respetada por el comandante chileno de la Covadonga.

A mediados de los 40, del siglo pasado, el compositor Armando Guimet de Mendiburu se inspira en este glorioso combate del Huáscar y decide honrar a Grau y el Huáscar por medio de un hermoso vals al cual titula "El Huáscar". El compositor e intérprete Luis Mantilla incluye dicho hermoso vals en su CD "La reivindicación" que grabó en el 2004:



El Huáscar


(Vals Peruano)

Armando Guimet de Mendiburu
El Huáscar va por delante
más atrasito la Unión
se encuentra con la Esmeralda
y le clava el espolón.

Marinero, son chilenos
los que matan, los que matan,
los que matan sin piedad,
caballero, dadles la mano
mas la espalda no, jamás.

Marinero, suelta el remo,
que me espanta, que me espanta
tu manera de bogar,
marinero, ven en mi auxilio
que me van a asesinar.

Era de la Independencia
el clamor que se escuchó,
cuando araucana indecencia
a sus náufragos mató.

Marinero, son chilenos
los que matan, los que matan,
los que matan sin piedad,
caballero, dadles la mano
mas la espalda no, jamás.

Marinero, suelta el remo,
que me espanta, que me espanta
tu manera de bogar,
marinero, ven en mi auxilio
que me van a asesinar.

Las hazañas del Huáscar y su comandante Miguel Grau fueron motivos de inspiración de compositores, poetas y pintores peruanos que volcaron al papel, lienzo y/o al disco, lo que el Caballero de los Mares y su Monitor Huáscar representaban para ellos. Es así que el compositor Alfredo Aguirre compone "Coplas a Miguel Grau", que su hija Claudia Aguirre, dueña de una deliciosa y hermosa voz, la interpreta en forma maravillosa.

El poeta Juan Gonzalo Rose también le dedicó unos versos hermosos a Miguel Grau, "Por el mar libre", a los cuales Víctor Merino le puso ritmo de tondero. El poeta César Calvo dio a conocer dicho poema, recitándolo al aire, durante una entrevista radial que le hiciera César Lévano, el 4 de junio de 1998, la cual fue reproducida por Luis Justo Caballero en la edición No. 8 de su Cuadernos de Música Peruana, Marzo 2003.


Por el mar libre

Juan Gonzalo Rose

Por el mar libre va un caballero,
toda la patria viaja con él
Grau se apellida nuestro guerrero
para su pueblo sólo Miguel.

Por sus hazañas, por sus bondades,
fue bautizado Grau, caballero.

Era el Huáscar su cuartel,
fue solitario como un lucero,
como el fantasma de los incendios,
como un Quijote del cielo.

Por el mar libre va don Miguel
y el mar es libre gracias a él.

El baile nacional del Perú debe su nombre al Huáscar. El nombre de Marinera, con el que fue bautizado por Abelardo Gamarra la antigua zamacueca, se origina por las heroicidades del Huáscar cuando se declara la guerra con Chile. Lo que quiere decir que el nombre se le ocurrió a Gamarra cuando el Huáscar estaba todavía, en el mar, defendiendo a la patria.

Por ese tiempo, cuando se declara la guerra con Chile, en algunos sectores llamaban chilena a la zamacueca, es por ello que Abelardo Gamarra decidió corregir aquello, como él mismo lo cuenta en su artículo "El Baile Nacional" del libro "Rasgos de Pluma", Lima 1899: "(...) fuimos nosotros los que una vez declarada la guerra entre el Perú y Chile creímos impropio mantener en boca del pueblo y en sus momentos de expansión semejante título; y sin acuerdo de ningún consejo de Ministros, y después de meditar en el presente título, resolvimos sustituir el nombre de chilena por el de marinera; tanto por que en aquel entonces la marina peruana llamaba la atención del mundo entero, y el pueblo se hallaba vivamente preocupado por las heroicidades del Huáscar, cuanto por que el balance, movimiento de popa, etc. etc., de una nave gallarda, dice mucho con el contoneo y lisura de quien sabe bailar, como se debe, el baile nacional. Marinera le pusimos, y marinera se quedó..."

Durante la guerra con Chile y después de ella se desarrolla una corriente patriótica en la canción popular y el pueblo, por medio de versos y notas musicales, expresa su patriotismo honrando a sus héroes, los símbolos patrios y lo que para ellos se habían convertido también en nuevos símbolos del Perú, como el Huáscar. Bajo este contexto es que la musa popular, a fines del siglo XIX, honra al Huáscar con un hermoso tondero que el dúo Montes y Manrique grabó en 1911 para la Columbia Phonograph & Company, en la ciudad de New York (Disco Columbia P15, registro No. 24428).

El dúo Rodríguez y Vargas volvió a grabar el tondero "Huáscar", aunque esta vez para Discos Victor (registro No. 77133). Dicha grabación apareció en el Catálogo de Discos Victor de 1926. La letra de la grabación que hizo el dúo Rodríguez y Vargas es similar, a la de Montes y Manrique, solamente hasta la mitad de la canción; la otra mitad tiene letra diferente. Muchos años después, el compositor Lucas Borja hace una recopilación del tondero "Huáscar" y lo graba con el trío Patria en el CD "¡Gloria a Grau!". Un año antes, Luis Mantilla incluyó también el hermoso tondero en su CD "La reivindicación":

Jorge Basadre, en su obra "Historia de la República del Perú", menciona que el Huáscar mantenía detenida la invasión del territorio peruano quedando la guerra estabilizada entre mayo y octubre de 1879. Cuando por las culpas de unos y las faltas de otros se iba a producir el holocausto de la patria, aparece sencilla y serena la figura del piurano modesto que era también un cristiano viejo y un criollo auténtico, señala nuestro gran historiador.

El poeta José Gálvez, en su "Oda Pindárica a Grau", escrita el 8 de octubre de 1934, dice: "(...) De las galeras que cantara Homero / de los pueblos feacios, / tu nave fue sublimación airosa; / veloz y silenciosa como un sueño, / caía como un rayo, / se iba como una sombra..."

González Prada también sintió ese orgullo patriótico que Miguel Grau nos legó a los peruanos refiriéndose a él como el personaje que nos reivindica, nos limpia, nos redime. El Huáscar era Miguel Grau y Miguel Grau era el Huáscar, ambos fueron ejemplo de sus generaciones y de las generaciones siguientes que creyeron, y creen, en un futuro mejor para el Perú. El Huáscar escribió su nombre en la historia naval del Perú y el mundo habiendo sido motivo de admiración hasta de presidentes extranjeros, porque el Huáscar representa un caso extraordinario en la historia de las guerras navales en el mundo.


Huáscar

(Tondero)

Versión grabada por Montes y Manrique en 1911

De las alturas de Arica
vi al Huáscar navegar,
con el pabellón peruano
que batía sin cesar.

Si Chile tiene Tacna,
Arica y Tarapacá,
nosotros como peruanos
lo debemos de rescatar.

Adentro, matar, batir
al enemigo hasta morir.

¡Viva el Perú! ¡Viva!

El valiente comandante
con esa nave batió
al Cochrane y a la Encalada
y glorioso sucumbió.

Adiós Tacna, bella Palma,
ya muy pronto he de volver
y veas a los peruanos
que en Arica perecer.

Y adentro, matar, batir
al enemigo hasta morir.

Fuente:

Dario Mejia


Melbourne, Australia


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