sábado, 24 de julio de 2010

28 DE JULIO: "COMO UNA ESPADA EN EL AIRE" - PLAN LECTOR: "LA AMO Y LA DEFIENDO CON MI VIDA" - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

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INSTITUTO DEL LIBRO Y LA LECTURA,

INLEC DEL PERÚ, Y CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA


28 DE JULIO

EL PERÚ ES LIBRE E INDEPENDIENTE


"COMO UNA ESPADA EN EL AIRE"

PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA


"LA AMO Y LA DEFIENDO CON MI VIDA"


Por Danilo Sánchez Lihón


"Porque mi patria es hermosa como una espada en el aire,

y más grande ahora y aun más hermosa todavía,

yo hablo y la defiendo con mi vida". Javier Heraud


1. Por los que aún no han nacido

Yo amo a mi patria, no porque deba sino porque quiero, no porque en su suelo naciera y sea ineludible, sino porque la elijo y a ella me adhiero.

No porque se imponga y haya un determinismo con respecto a mi origen, ancestro o porque así lo diga un catastro o cédula.

No por lo que ha sido y por las glorias que la enaltecen, sino por lo que es y será un día, porque en ello pongo mi brazo, mi mente y mi espada.

No por la mano del pasado o la tradición que es inmensa, sino por las victorias que el futuro nos debe, por lo mucho que hemos sufrido. Por los triunfos que hemos de obtener con coraje.


La amo porque en ella todo es mío, sus calles como su gente, sus piedras como su aire núbil.

Por sus aciertos como por sus desatinos. Por sus niños como por sus ancianos. Por sus jóvenes como por los que aún no han nacido.


2. La amo por su gente

La amo urgentemente por mis hermanos que piden limosna en las esquinas. Por los maleantes en los barracones. Todos ellos son míos. Me pertenecen.

Es mi madre toda mujer mayor que entra o sale del mercado, sin comprar nada porque el dinero no le alcanza. Y los hijos esperan comer hoy día.

Son mis padres los adultos que van a los hospitales y no los atienden. O recogen el pronóstico de un mal incurable.

La amo por su gente, porque sin ella me sentiría y estaría solo e inerme. Porque basta que faltara uno solo de sus ciudadanos para que me sienta incompleto y sepa que no estamos todos íntegros, ni juntos.

Es mi hijo todo niño que sube a los ómnibus a vender caramelos para poder llevar pan a la mesa de su hogar.


3. Quién soy

La amo porque aquí te conocí, amor mío. Porque están marcadas las baldosas por donde pasamos abrazados.

¿Recuerdas tu sombra y mi sombra enlazadas en el muro, a la luz de algún farol o de un automóvil que pasaba? Aunque el muro caiga seguiremos en aquella pared latiendo eternamente.

Porque es la tierra donde nace y nacerá para siempre el sol radiante que alumbra el planeta cada día.

La amo porque es el país en donde quiero pasar el resto de mi vida. Y porque en él quiero ser enterrado.

La amo porque en cada esquina de sus calles hay un hermano o hermana que se gana la vida de cualquier modo. Y es quien me plantea la pregunta compulsiva de quién soy, qué hago, cuál es el sentido de mi existencia. ¡Y qué hacer para cambiar todo esto!


4. Tu regazo algún día

La amo por sus valses, sus yaravíes, sus tristes con fuga de tondero.

Por sus noches desveladas. Porque aquí el dolor lo convertimos en himno y endecha de ternura.

Y un lejano amor entre nosotros está tan cerca en el pozo del alma, que a él nos inclinamos cada tarde y es lo que más nos duele, obsesiona y ya nunca es olvidado.

Por el olvido mismo que aquí anida, tan hondo y sufrido. Y porque él es ausencia pero jamás vacío.

¡La amo al borde de tu pollera, niña mía! En el vuelo de tu falda que gira en el huayno y la marinera.

En tus ojos arrobados. En el modo de ofrecerme tus labios. Y de buscarme tú entre las multitudes. Y en la espera de que regrese a tu regazo algún día.


5. La ilusión de un padre

La amo, pese a todas sus carencias, a todas sus caídas. Y pese a todas sus adversidades.

Porque ellas son y deben ser las razones fundamentales para que me quede, permanezca, luche e ice en su lar una bandera inmarcesible.

Porque evocando tu nombre es que el corazón en el pecho se me agita y late rotundo e intempestivo.

Porque en tu nombre son convocados los cariños más puros.

La amo en el claror que se perfila en el confín de los cerros cuando amanece.

En la mirada densa, fúlgida y tenaz de quienes convierten lo cruel en piadoso, lo amargo en dulce, lo vil en virtud.

La amo en la barriga, turgente y temblorosa, de las mujeres embarazadas.

En la ilusión de un padre por el hijo que le va a nacer.


6. Con los ojos humedecidos

Te amo en la misma medida en que otros te añoran y al despertarse reconocen que no están en ti, porque se fueron lejos, no porque quisieran, sino por la necesidad de conseguirse un empleo y hacerse un destino.

Y asumo la medida de su amor en la manera cómo se queda extasiado el hijo pródigo en un país extranjero, cuando escucha un aire de fiesta en un retazo de música de su pueblo.

O cuando atraídos por una superficie de color azul afloran las lágrimas, por no estar ni albergarse en ese momento bajo su cielo de color añil.

Y porque estando fuera del país ante la asociación del rojo y blanco de nuestra bandera: levantamos la mirada, erguimos el pecho, tensamos los músculos.

Y encaramados sobre nosotros mismos, evolucionamos en paso marcial, desfilando como cuando éramos niños, aunque ahora con los ojos humedecidos.


7. Infinitamente y para siempre

Te amo patria mía, porque eres fibra, raíz y cogollo de valientes.

De quienes se inmolaron y sacrificaron su vida hasta quemar el último cartucho.

Porque en ti está viva la sangre derramada por nuestros héroes.

Te amo sin poder encontrar las palabras, ni las cadencias ni los gestos suficientes, para decir la emoción que me embarga por pertenecer a un país semejante: mítico, sublime y de fábula.

Te amo porque siempre hay un más allá desconocido cuando ya creemos que hemos tocado fondo en la pasión de amarte.

Porque a pesar de no ser un lugar donde todo esté bien, eres tierna y conmueves tanto a que en ti y en tu nombre luchemos hasta la victoria final. Hasta vencer o morir, infinitamente y para siempre.

Texto que puede ser reproducido citando autor y fuente

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