jueves, 25 de marzo de 2010

ACTIVIDADES EN EL AULA "CAPULÍ" - SÁBADO 27 DE MARZO DE 2010 - TACNA Nº 118 - MIRAFLORES

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CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA

Y ACADEMIA PERUANA DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL


CONFERENCIA MAGISTRAL


LEER EN FAMILIA: UN CAMINO DE ENCUENTRO


A CARGO DE:

SYLVIA PUENTES DE OYENARD

Directora de la Asociación Uruguaya
de Literatura Infantil - Juvenil, AULI
y Presidenta de la Academia Latinoamericana
de Literatura Infantil y Juvenil


INFORME DE LA ACADEMIA PERUANA

DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

ROBERTO ROSARIO VIDAL

Presidente


Presentación y conducción general:

SARA MONTALVÁN

Académica de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil


SÁBADO 27 DE ENERO, 2010, 5.30 P.M


César Vallejo - NAB
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EVOCACIÓN DE
FELIPE ARIAS LARRETA

SEMBLANZA, MUSICA, POEMAS

EN EL CENTENARIO DE SU NACIMIENTO


A CARGO DE: ELVIRA RAVELO PINILLOS


SÁBADO 27 DE MARZO, 2010, 7 PM

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PLAN LECTOR,
PLIEGOS DE LECTURA


ENTRE ESPIGAS Y LUCEROS

Por Danilo Sánchez Lihón

Felipe Arias Larreta es un extraordinario poeta lírico, quien naciera en Santiago de Chuco el 20 de agosto de 1910, hijo de Abraham Arias Peláez y de María Elena Larreta Garaycochea, hermano del poeta cholo Abraham Arias Larreta, amante de la naturaleza de la campiña de su pueblo, de su fuerza telúrica, de las espigas, de las parvas y los luceros.

Fue autor musical, gran cultor del violín, la mandolina y el melodio, compositor de serranitas que combinan el huayno, el yaraví y la marinera. Autor fino, exquisito, inspirado en todo aquello que la vida tiene de tierno, secreto e incomprensible.

En Santiago de Chuco participó de las veladas literario - musicales y se recuerda cómo marcó con un halo sagrado las serenatas. Su vida breve y ungida dejó una aureola de tristeza y de misterio.

Constituyó un círculo de amigos en el ámbito de la cultura, que cultivaron las artes y fueron protagonistas de hechos que se han hecho parte de la vida legendaria de un pueblo sensitivo, transido y apasionado como es Santiago de Chuco.

La muerte de su padre, ocurrida en 1926, lo afectó profundamente. A él dedica su fervor y se cuentan hechos proverbiales en relación a ese cariño.

En el año 1944 se trasladó a Lima. Trabajó breve tiempo en la casa Wiese Ingenieros. En la ciudad capital editó varios de sus libros de poesía y frecuentó un círculo de amigos que lo alentó en su creación poética.

Próximo a su muerte volvió a su tierra natal, Santiago de Chuco, a manera de despedida, para morir el 3 de septiembre de 1954, en Lima.


OBRA PUBLICADA

Poemas (1940). Romance de Cruzgay (1942). Antara (1948), Espiga de silencio (1949). El surco alucinado (1950). Derrotero de la ausencia (1953).


ANTOLOGÍA MÍNIMA

Del libro Poemas:


V

Al pie del puente de piedra
golpea un azulino
pollerón la Aurora.
Canta una "Serranita"
al compás de la corriente.
El agua del Patarata
lleva su imagen trigueña
mezclada con hierbasantas.
Su mirada anhelante
quiere horadar las montañas.
Y en sus ancas redondas
hay temblor de trigal.
Al pie del puente de piedra
destiñe su ilusión la Aurora.


XIV

Mientras la casita sueña
la arrullan dos alcanfores,
y a sus ventanas les pone
pestañas la madreselva.

Por acercársele un poco
el camino hace una curva.
El sol baja hasta la poza
por acercársele un poco.

Va desfilando el jadeante
contoneo de unos patos.
Y sólo por compromiso
gruñe el perro soñoliento.

Mientras la casita sueña,
bajo el tibio azul de mayo
un contrapunto de tordos
resbala sobre la calma.


XVII

Las goteras de mi patio
descuelgan su rosario triste
y rezan en la agonía
de la tarde casi azul.

El alcanfor se oscurece
con húmedos aleteos.
Y desde las jalcas dispara
su tosca amenaza el trueno.

Las goteras de mi patio
preludian sobre los baldes,
una armonía contrita
de sílabas cristalinas.

Desde la ventana veo,
transitar por las callejas,
la blanca invasión de la niebla
con su resuello mojado.

De la cocina se escapa
la felina languidez
de un maullido y el bravío
perfume de leñas verdes.

Las perlas de la gotera
se han convertido en cordones
y forman en las paredes
del corredor una pauta
vertical y resonante.


XVIII

La blanca paz de la noche
tiene al pueblo en su regazo.
Vela acunando a los sueños
la blanca paz de la noche.

Gime a la distancia el río
poniendo flecos plateados
en el confín del silencio.

Sobre un viejo techo yergue
su hirsuta forma de cruz
un cacto en cuyas espinas
se crucificó la sombra.

Se abate un muelle aletear
en la hierática torre
y un graznar oscuro ensucia
la blanca paz de la noche.


XXV

Junto al mar
yo he sentido la nostalgia de los andes.
He sentido la añoranza de la sierra,
la añoranza de la cuesta y del maizal.
Frente a frente a la extraña resonancia
de la música extranjera,
yo he sentido la nostalgia soberana
de la arrulladora quena
y de la antara.
Al oír la algarabía callejera,
yo he pensado en los callados
y desiertos caminitos,
y he pensado en la paz de las laderas
y en la inmensa soledad de nuestras pampas.
Viendo a tantas avecillas prisioneras,
yo he pensado en mis trigales,
en el cielo de mi sierra
y en las sendas montaraces:
el libérrimo escenario donde cantan
los jilgueros y zorzal.


LOS TRES PUEBLOS

Cachicadán siempre verde,
cálido y musical.
Santiago siempre soñando
concertinas y guitarras
que lloran en la alta noche.
Chuca, la de los tunales,
vigía blanco y bermejo
casi al filo de la pampa.
En Cachicadán el agua
canta tránsitos caldeados
y humeantes por las callejas.
En Santiago llora el agua
opaca y aprisionada,
pero en la pila se torna
en canción de arcos brillantes.
En Chuca el agua se va
tras el reclamo fluvial
y continuo del Huaychaca.
El viento por los tres pueblos
rompe y mezcla la alta voz
fragante de los alcanfores;
lo ponen sentimental
las noches de plenilunio
y se va por las campiñas
buscando, para aprenderla,
la voz letal de la quena.
Cachicadán, alegría,
repentina de la lluvia.
Las calles huelen a hierro.
los aires a floripondio.
Santiago muerto de pena,
desde las seis de la tarde
ya desocupa sus calles,
para que llegue la noche
trayendo una serenata.
Chuca se empina romántica
sobre la pampa y otea
horizontes y caminos.
En mi corazón hay un triángulo:
¡Santiago, Chuca y Cachicadán!


OH, YARAVÍ

Oh, yaraví recóndito, ya vienes
por mis huesos como un escalofrío,
te detienen mis ojos, gris, sombrío,
y quieres escaparte por mis sienes.

¿Dónde aprendiste esa congoja? ¿Quiénes,
yaraví, te enseñaron ese río
de cruces, sin orilla y sin estío?
¿Quién amarró a tu sangre mis vaivenes?

Te crispas en mis manos, luego tomas
nostálgicos caminos de vihuela,
para irte al terruño, yaraví.

Ya vuelves tembloroso de palomas,
con un clamor de llagas y candela
a refugiar tus vértebras en mí.


ERA LENTA

Era lenta, de luna y terciopelo,
afinada hasta el néctar la dulzura,
la noche que llegaste a mi ternura
por huellas de fragancia, luz y vuelo.

Porque tú eres idéntica a mi anhelo
y, aún más, en arpegio y en blancura,
trocóseme en deleite la amargura
y en fiesta y en color el viejo duelo.

Entraste como un río hasta mis penas.
Bordaste en tus pañuelos mi voz triste
y en todas mis miradas tu presencia.

Mas de pronto arrancásteme las venas
y el sueño y el remanso, y te perdiste
poco a poco en el polvo de la ausencia.


ROSA DE LOS VIENTOS

Una ausencia en cada extremo
tienen todos los caminos:

De sus mudas tentaciones
nacen túneles de sueño,
que entrelazan su premura
a través de las entrañas.

Allí graba la distancia
profundas interrogantes,
al par que desbasta vida
con esmeriles de noche.

Un imán en cada extremo
tienen todos los caminos.

El camino de la costa
nace de la propia angustia;
busca al frío de la jalca
para bajar como el agua.

Camino largo a la arena,
camino de galga al mar,
derrotero de la pena
y pena para el cantar.

Un destino en cada extremo
tienen todos los caminos.

Cortos caminos serranos
–ceñidores de rumor–
con que sujetan los cerros
su vestidura talar.

Caminos donde la quena
lastima todas las cosas
y enluta el traje de novia
que usa la luna serrana.

Una herida en cada extremo
tienen todos los caminos.

Por ellos viene Febrero
con crecientes de maíz,
cuyas salvajes riberas
tornasola el colibrí.

Camino sólo de ida
que ensancha la adversidad
y que en ángulos de sombra,
súbito, se va a quebrar.

Caminos para que el tiempo
se tienda a vernos pasar...


EL AQUA DE DON VICENTE

Encabritada y rugiente
baja en ovino desbande
el agua de don Vicente.
Cruza la ladera grande
cosiendo trigos nacientes
con puntadas transparentes.

Y esconde sus lunas rotas
bajo los crespos helechos.
pero no sus claras notas
que saltan, rubias, a trechos.
El eco mide su marcha
dentro del bosque y la peña.
Y en la poza lugareña
se pone tranquila y ancha.

En mostazas amarillas
copia su tono el poniente,
y en esta hora silente
es un cielo con orillas
el agua de don Vicente.


SINO

Yo no era ni una señal
y mi madre ya tenía
llenos su noche y su día
con mi tristeza fatal.

Y hasta en su recuerdo había
una región funeral
y, además de eso, sentía
en su futuro un puñal.

Ella quería ampararme,
aún mucho antes de encontrarme
con su ternura veraz.

Y sin saber todavía
que yo era quien le dolía,
me lloraba más y más.


Aula Capulí: Tacna 118, Miraflores.

Cuadra 2 de la Av. Angamos Este

Entre Av. Arequipa y Paseo de la República

Ingreso libre.

Se agradece su gentil asistencia

Teléfonos Capulí: 420-3343 y 420-3860
capulivallejoysutierra@hotmail.com
http://capuli-vallejoysutierra.blogspot.com/


Textos que pueden ser reproducidos citando autores y fuentes



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Entrada editada por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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