sábado, 6 de febrero de 2010

A CHIQUIÁN DE ENSUEÑOS: "AMOR INMORTAL" - POR CARLOS GARAY VERAMENDI

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"A chiquián de ensueños..."


AMOR INMORTAL


Por: Carlos Garay Veramendi

En

un lejano y fascinante pueblo andino

de feéricas bondadosas,

con arte construido por geniales

gnomos arquitectos en medio

de inmenso vergel de dioses,

donde jugueteaban undívagos:

utopías aromadas de amor eternal;

descubrí con ojos de relámpago

una cándida florcilla en jardín

muy cultivado de su adolescencia,

con glamour de orquídea reina.

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Ella,

venustez, princesa regocijada:

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De lozanas flores con corolas finas

y pétalos irisados de festejos,

de fraganciosos campos verdegales,

y de avecillas policromas en miles

de bandadas: trisadoras etéreas.

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Ágil se salió de mi pecho-fortín

mi candoroso corazón a revolcar

regocijo en suelo alfombrado,

como el pajarillo pichcurrucus,

luego

de atragantarse con rocotos bravos

en huertos fértiles de dioses exóticos.

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Por complacer a mi felicísimo

consentido-flirteador me acerqué,

sí,

me acerqué picaflor a la excepcional

y lozana florcilla elegida.

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Así iniciamos la amitié amoureuse

de una pasión encandilada a plenitud.


Entonces, desde aquel ratito dichoso,

por sendas ufanas de campos floridos,

junto a claros y cantarines arroyos;

catarata con su eterna cola de novia

-paraje de graciosos geniecillos

y deidades: ninfas y ondinas-,

y entre múltiples conciertos polífonos

de gorjeos retama inacabables,

agarraditos de la mano-amor,

tan siameses y muy apegaditos:

presintiéndola en mi exaltado anhelo

casi toda mía en cuerpo y alma;

hasta sospechando su gustillo a caldo

de fiesta con presas de carnura tierna,

caminábamos riendo felicidad amante

o solamente mudos al mundo oliscoso,

disfrutando al tope intenso

nuestro exquisito amor en subjuntivo.

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Y ella, mi Numen, nunca jamás faltaba

a esas imborrables citas.

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Y un risueño día enamorado, solos,

la amasia soñada y el amasio soñador

bajo un cielo sonazulado de envidia.

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Quise sentirla repleta en mis brazos

aquel feliz y memorable día celestial,

para en su grandeza entregarla:

mi amante amador encalabrinado,

uniendo a su inmaculado estigma:

polen de mis estambres apetecidos.

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Y para churrupear su miel primaveral

en riente copa encarnada de sus labios,

y recorrerla con dicha achispada:

por sus recodos, fragancias intocadas,

y tersuras encantadoras de codiciada

flor insólita del idílico edén.

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La exquisita vivaracha-torera esquivó,

y me escrutó alegre y halagüeña

hasta el abierto corazón fehaciente y

venas agitadas del alma enamorada,

atiborrándolos de iridiscente

luz inquietada y de copioso amor.


Enseguida bajó su corola ardorada,

y tan encantadora me musitó a sovoz:

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Mi corazona ama otro colibrí galán.

Comprendió en puridad romántica

que nuestro sublime amor divinal:

florcilla de rocío, cándida magnolia,

no debería mustiarse así tan de fácil.

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Se inmoló negándose a darme el sí:

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¡Casi siempre decepcionante y mortal!

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Pues al mismísimo instante emotivo

de feliz asignación de férvido amor,

a corromperse calmadamente inicia

y sucumbe deteriorado hasta ruinas:

por fatal fiasco y tiempo aniquilador,

y extenuación hasta tedio intolerable.

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Así con laboriosidad prolija erigió

una imperecedera y singular arqueta

de fino cristal en mi afable songgo1,

para refugio búnker

de su idealizada imagen orquídea,

y nuestro candoroso amor inmortal.


Huaraz, 6 FEB 2010

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CHIQUIÁN: Plaza de Armas

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