domingo, 13 de septiembre de 2009

A PROPÓSITO DE LA VISITA DEL DR. FEDERICO KAUFFMANN DOIG A CUSPÓN

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Por: Filomeno Zubieta Núñez
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Los días 27 y 28 de agosto pasado el Dr. Federico Kauffmann Doig, reconocido arqueólogo, investigador y defensor de nuestro patrimonio cultural que hasta hace poco se desempeñara como Embajador del Perú en Alemania, realizó una visita de estudios a Cuspón y, específicamente, a doña Gregoria Rivera Zubieta, “Doña Licuna”, la quipucamayoc del pueblo. Un informe sobre esta visita es la que publicó El Comercio en su edición del 12 de setiembre de 2009. Con nuestras reiteradas gracias al Dr. Federico Kauffmann por su visita a Cuspón y las gestiones que realizará a favor del patrimonio cultural de Cuspón, damos a conocer un breve pero necesario informe de esta visita y sus antecedentes.

Visitas y estudios previos

Desde 1996, progresivamente, hemos venido dando a conocer la riqueza cultural que encierra el Centro Poblado de Cuspón, en la jurisdicción del distrito de Chiquián.

Precisamente a fines de julio de 1996, en compañía de nuestro buen amigo el Dr. Arturo Ruiz Estrada, tuvimos un primer acercamiento a sus potencialidades culturales. Se identificaron 15 sitios arqueológicos prehispánicos e incluso hispánicos y se tuvo un primer encuentro con doña Gregoria Rivera Zubieta, “Doña Licuna” y sus quipus funerarios. Producto de esta visita de investigación, el Dr. Ruiz Estrada publicó en el 2003 “Antiguas Ocupaciones Humanas en Cuspón, provincia de Bolognesi” en el compendio Arqueología de la sierra de Ancash de Bebel Ibarra Asencios, estudio que fue incluido en nuestro libro Cuspón: Comunidad e Identidad (2003) con el título de “El poblamiento prehispánico de Cuspón”. En 1998, en el Boletín del Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Nº 8, El Dr. Ruiz publica, igualmente, “Los quipus funerarios de Cuspón”. Es más, se presenta un primer expediente ante el Instituto Nacional de Cultura (Nº 2074-1996) solicitando la “Defensa del Patrimonio Arqueológico de la Comunidad de Cuspón, Chiquiàn”. Paralelamente, el primer alcalde del centro poblado, Sr. Oliver Ríos Malqui, emite la Resolución Municipal declarando como “Zona Intangible” a los 15 sitios arqueológicos identificados por el Dr. Ruiz Estrada e inicia las gestiones ante la Municipalidad Provincial de Bolognesi y el INC de Huaraz para su registro y amparo.

Luego de otras visitas menores, pero significativas por sus proyecciones, en el 2004 se conformó un equipo de investigación denominado los “Ccantununas” conformado por:

- Dr. Arturo Ruiz Estrada, arqueólogo, profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

- Lic. Roberto Aldave Palacios, publicista y promotor de turismo, Director de Ecoaventura

- Ms. Filomeno Zubieta Núñez, historiador, profesor de la Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión

- Lic. Augusto Escalante Apaèstegui, literato, profesor de la Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión

- Prof. Narciso Robles Atachagua, periodista, conductor de programa folclórico en Radio Agricultura

- Mg. Linder Ramírez Viena, biólogo, profesor de la Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión.

Con ellos, durante los días del 3 al 9 de abril de 2004 realizamos un estudio integral y sus resultados ya se dejan sentir y algunos se vislumbran. Con apoyo de la comunidad que nos proveyó de acémilas, refrigerio y guiado, recorrimos sus principales parajes. Aquí fue importante el papel de “Ishico”, Isidoro Zubieta Vicuña, nuestro guía, por su amplio conocimiento del entorno geográfico, sus recursos y las historias que cada uno de ellos encerraba. Fueron días de mucho aprendizaje y de emociones. A manera infidencia diremos, por ejemplo, que vimos al buen Hualín llorar conmovido ante la sencillez y buena disposición de la gente de Cuspón a colaborar con sus visitantes.

Producto de este viaje se formulan nuevos proyectos y estudios. Roberto Aldave Palacios perfila y da cuerpo a “Por la Ruta de la Cantuta”, un proyecto turístico con Cuspón como principal centro atractivo por sus vestigios aqueológicos, su bosque de cantutas de siete colores, sus quipus funerarios y “Doña Licuna”, sus platos típicos y la hospitalidad de su gente. Poco a poco, iban tomando conciencia de las bondades de la herencia de sus mayores. Arturo Ruiz Estrada desarrolló un proyecto mayor sobre los quipus funerarios en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, cuyos resultados esperamos dé a conocer. Linder Ramírez, luego de varias visitas más a Cuspón con sus alumnos, está culminando su estudio sobre la flora de Cuspón y Chiquián, dando continuidad al trabajo pionero de Enma Cerrate Valenzuela. Narciso Robles Atachagua y Augusto Escalante escribieron muchos poemas. Carlos Oro Lázaro se encargó de llevar al canto a tres composiciones de Augusto.

Las posteriores visitas, algunas por separado, tanto de Roberto Aldave, como de Ruiz Estrada nos han permitido tener una visión de conjunto del patrimonio cultural (arqueológico, histórico y turístico) del distrito de Chiquián, como se puede entender con la publicación del libro Chiquián: Arqueología, Identidad y Turismo, gracias al auspicio de la Municipalidad Provincial de Bolognesi.

Es más, la participación del Dr. Arturo Ruiz Estrada y del literato Augusto Escalante Apaéstegui con ponencias sobre el entorno chiquiano en el XVII Encuentro de Escritores Poetas de Ancash, en homenaje a nuestro Luis Pardo, los días 3 al 5 de enero 2009, es el correlato de todas estas visitas previas de investigación.

El Dr. Kauffmann en Cuspón

En las tertulias que suelen producirse en las reuniones de la Academia Nacional de la Historia dimos a conocer las bondades culturales de nuestro Cuspón. El Dr. Federico Kauffmann, Miembro de Número de la Academia, fue de los que mayor atención mostró cuando aludimos a los quipus funerarios. “Tenemos que ir a Cuspón” reiteró una y otra vez, por mi parte me alegré. Estaba logrando interesar a más estudiosos por mi querido Cuspón.

En unas vacaciones que tuvo como Embajador del Perú en Alemania se dio tiempo para intentar llegar a Cuspón. Me visitó en Huacho. Para ambientarse se adelantó a Cajacay. Lamentablemente se le agravó un mal reciente y se frustró el viaje. “En la próxima sí o sí, vamos”, fue el epílogo.

El 23 de julio pasado presentamos nuestro libro “Tras las Huellas de Luis Pardo”, junto al poemario de Augusto Escalante y el video de Carlos Oro. Atendiendo a nuestra invitación llegó el D. Kauffmann al Club Ancash. Lo primero que nos manifestó, luego del saludo, es “¿cuándo vamos a Cuspón?”. Mi repuesta no fue otra que “cuando usted guste doctor”. Así, día a día, fuimos coordinando la fecha del viaje y las acciones a desarrollar.

El día 26 de agosto, a la 1:30 pm como estaba pactado, llegó a mi casa de Huacho. Partimos con dirección a Cajacay en compañía de la periodista Alba Choque Porras. Deteniéndonos en algunos lugares (como Siki-Rumi, Chasquitambo) para las fotografías y comentarios. Pasamos la noche en Cajacay, degustando de su comida y del calor de su gente.

El día 27 muy temprano partimos a Roca, no entramos al poblado de Conococha, seguimos hasta Rucupata donde nos detuvimos a observar sus chulpas prehispánicas. La carretera en buen estado. A las 8:30 am llegamos a Roca. Ingresamos a su iglesia colonial con graves deterioros del último incendio que destruyó su altar mayor en pan de oro. Sus autoridades se encargaron de dar detalles y responder a las preguntas del Dr. Kauffmann. Tomamos un frugal desayuno de papitas fritas y agua de muña. Mi hermano Dante llegó con caballos y asnos para nuestro traslado a Cuspón. Partimos a las 10:30 am. Llegamos a nuestro destino, sin contratiempos, antes del medio día.
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La grata y emocionante sorpresa nos la dio la profesora Efraína que, acompañada de sus 6 alumnos con ramos de flores y su cartelón de bienvenida, llegó a la casa de mis mayores. Entonaron una canción alusiva a nuestra llegada. Realmente conmovedor.
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Mi cuñada Dorita y mi tía Honocha habían preparado jacarojru. Siempre insistí a mis paisanos: los visitantes no vienen a consumir los potajes criollos, sino lo típico del lugar.
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Luego de un breve y necesario reposo partimos al encuentro del objetivo del viaje: “Doña Licuna”, Gregoria Rivera Zubieta, y sus quipus.

La encontramos en la cocina de su casa en compañía de su hijo Shipico (Cipriano Carhuachín Rivera). El encuentro con el Dr. Kauffmann fue emocionante. Para mí indescriptible. Nos llevó a otro ambiente, donde ya tenía un quipu preparado. Estuvimos más de tres horas. Con preguntas y respuestas de uno y otra. Es en quechua como mejor se comunica “Doña Licuna”, Shipico se encarga de la traducción correspondiente.

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Doña Gregoria explicó todos los detalles de cómo se prepara el quipu, en qué circunstancias y cuál es la función que desempeñan. Es más, sobre una mesa que tenía en su patio bien cuidado, con buen sentido didáctico nos hizo la demostración cómo lo portan los difuntos en su velatorio y entierro. Shipico se prestó a las demostraciones correspondientes. A nuestro requerimiento, “Doña Licuna” le hizo entrega de un quipu al Dr. Kauffmann.
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Ya cerca de las 5 de tarde llegamos a la casa-huerta de Elisa Carhuachín Rivera, hija de “Doña Licuna”. Su esposo Coco nos mostró su bien cuidado huerto. La conversación con la llamada a suceder a su madre en la elaboración de los quipus fue, igualmente, ilustrativa. Hay quipu para rato.

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En horas de la noche tuvimos una reunión con las autoridades del pueblo. El reconocimiento por tan importante visita fue reiterado por todos los asistentes. Le hicieron llegar un documento solicitándole hiciera las gestiones ante el Instituto Nacional de Cultura para el reconocimiento y protección de su patrimonio cultural.

De cena degustamos una agradable mazamorra de calabaza con tocos. Gracias Dorita. Y, ya en la charla nocturna, no podía faltar el “Hushcuruncu”.

El día 28, luego de un desayuno muy al estilo de Cuspón: papas humeantes con queso y su pari, partimos con dirección a Roca. Siempre en la compañía de Dante, mi hermano que reside en mi pueblo. En las proximidades de Huachaj, recibimos la llamada de Alex Milla Curi que, enterado de nuestra visita, nos hizo una breve entrevista para su programa cultural en una emisora de Chiquián.

En Roca nos esperaba impaciente el chofer. A eso de las 11 am partimos a Chiquián. Nos detuvimos en Shagshamay, la cueva que conserva evidencias antiguas y fuera el refugio de Luis Pardo.

El día anterior había estado aquí Roberto Aldave Palacios con otro gran estudioso, el Dr. Carlos Milla Villena, ya tendremos novedades. Almorzamos en Casablanca. Llegamos a Chiquián, cansados pero satisfechos. Allí nos esperaban los amigos Augusto Escalante y Ramiro Rubio.

Una llamada urgente de Lima no permitió una reunión pactada con los hijos de Cuspón que se habían concentrado en Chiquián para llevar a cabo el Campeonato de Fútbol con motivo de la Fiesta de Santa Rosa, pro fondos de la Carretera Roca-Cuspón. El Dr. Kauffmann partió a Lima el día 29 muy temprano, ya no tuvo la oportunidad de disfrutar de nuestra fiesta patronal. Nosotros nos quedamos, con toda la carga emotiva, para acompañar a nuestros paisanos en su festival deportivo y su causa justa: la carretera.

El “Huashcuruncu” presente en todas estas visitas especiales


En todas estas visitas de estudio tuvimos un acompañante fiel. El “Huashcuruncu” que, con sus macerados de frutas típicas de Cuspón en pisco proporcionado por Augusto Escalante, cual espíritu de don Policarpo Zubieta Carhuachín, ha alentado nuestras caminatas y reposos por tierras de nuestros mayores.

Se trata de una botella ovalada forrada con el escroto del toro que degollamos para el entierro de mi padre el 16 de octubre de 1993. Aquí llevamos nuestros macerados de mito, muchki, ñupu, capulí, shúplac, purojsha u otro fruto típico de Cuspón. Es muy conocido entre nuestros amigos. Hace 9 años atrás, el Dr. Max Hernández, prestigioso psicoanalista, nos explicó que era el medio por el cual estaba ligado y estimulado por mi padre para seguir unido a Cuspón y sus querencias. No le faltó razón.

Huacho, setiembre 13 de 2009
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