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HOLA SHAY:
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Con la esperanza de que el cielo limeño dejé pasar unos días más al astro rey, te estoy enviando un carta que fue devuelta por la Agencia 'Landauro' después de 33 años.
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Dicen que no fue entregada a la destinataria, porque hallaron una coronta en la aldaba de su puerta.
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Chiquián: camioneta de la agencia "Landauro"
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Un fuerte abrazo,
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Nalo
Chacua (perdiz de Chiquián)
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Lima, 15 de junio de 1968
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Recordada Chacuita:
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Hoy cumplo un año más de vida en este bello mundo. He amanecido más tronado que ayer, y viendo una fotografía de "Pampa", me puse a plasmar en mi block, lo que sigue:
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El viento pasa y pasa acariciando las chacras con aromas de madrugada, pero mi corazón desfallece más y más en esta agonía que no cesa, mientras la melodía de un grillo penetra mi alma astillando los recuerdos con navajas de melancolía.
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El viento pasa y pasa acariciando las chacras con aromas de madrugada, pero mi corazón desfallece más y más en esta agonía que no cesa, mientras la melodía de un grillo penetra mi alma astillando los recuerdos con navajas de melancolía.
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Todo dolor acerado es mío y sólo mío, como el frío que se cuela en las chozas solitarias, pienso y continúo escribiendo...
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Chiquián: amanecer en Pampa
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Felizmente ya se acerca el alba y empiezan a ladrar los perros desmenuzando la soledad que me ahoga. En los tejados de Quihuillan caen y caen los primeros rayos solares como hilachas de oro, y los pichuichancas empiezan a cantar en coro sobre las pircas contemplando el Yerupajá que diamantino florece echando a correr la mañana...
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Dejando quieto unos instantes el lápiz "Mongol", me pongo a recordar aquellos domingos perfumados de junio, cuando en compañía de "Cholito Corazón" iba de madrugada a mi chacra de Pampa, ubicada al costado de la casa de Chopa Rivera.
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Parados en la inmensidad del maizal, el viento silbaba bajito para no delatarnos. Junto a nosotros, recostadas en el piso, las pequeñas calabazas parecían senos henchidos de dicha por los besos del shulay...
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Allí cogíamos cañas tiernas, las pelábamos y con nuestros incipientes molares exprimíamos sus jugos hasta la última gota.
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Después de masticar y masticar de las cañas quedaba una montaña de bagazo sobre la alfombra de trébol.
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En las copas de los eucaliptos los pajaritos despertaban sus trinos al caer los rayos solares sobre el sembrío.
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Era cuestión de contemplar sin apuro el paisaje para escuchar las enseñanzas de la Pachamama con nuestro corazón latiendo a su ritmo.
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Antes del retorno caminábamos unos minutos a campo traviesa, y con el primer repique de campanas llamando a Misa de 7, volvíamos al pueblo con nuestras camisas abultadas de habas para compartir con los chiuchis del 378 de Chiquián.
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De repente mis líneas son signos de locura, pero es mejor pintar el alma con palabras arrancadas del arco iris, acuarela natural que nos brinda sus colores mágicos para alegrar los días, lejos de nuestra querida tierra.
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Muchas veces pienso que las alas de los pichuichancas son banderas de libertad, y que en cada vuelo abrazan los montes arrojando al abismo su canto de esperanza.
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Otras veces tengo miedo de estar cuerdo y retorno raudo a mi locura; es cuando intento desabotonar la camisa de fuerza que me aprieta y no lo consigo, porque sus ojales son pequeños todavía.
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Sabes, en ocasiones te sueño callada como la laguna de Conococha cuando en sus aguas duerme la Luna.
Sabes, en ocasiones te sueño callada como la laguna de Conococha cuando en sus aguas duerme la Luna.
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En otros sueños vienes como cascada, escucho tu susurro, cierro los ojos y rozo tu piel con la yema de mi dedo cordial; entonces siento que mis sueños son de otro tiempo y río como un loco.
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En algunos sueños navego con mi barquito de maguey en una lágrima suspendida en el aura, sin olas ni cataratas todavía, remando con dos pestañas que se mueven como bracitos, acariciando tu orilla...
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Bueno Chacuita, llegó el momento de apagar de un soplo 17 velitas y dejaré de escribir por unas horas para no naufragar antes de tiempo...
Bueno Chacuita, llegó el momento de apagar de un soplo 17 velitas y dejaré de escribir por unas horas para no naufragar antes de tiempo...
Nalo
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Chiquián: Atardecer en Pampa
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