VÍRGENES DEL SOL

.

Chiquián: Jr. Leoncio Prado

.
Por: Armando Alvarado Balarezo

Después de la pinquichida, las cautivadoras pallas se pasean saludando y brindando. La fiesta luce colorida y embriagadora. Son momentos de euforia luego de unos sorbos de licor.
.
Tiene la belleza seductora de la luna de abril, tan delgada como una sacuara, tan durita como la tierra que pisa, con el faldellín apretando su cintura. Las remangas son dos alas que ocultan sus encantos campesinos.

.
- ¡Salud soberano!

- ¡Salud pallita"

.
Ella bebe gota a gota sin alejar su mirada del hijo del Sol. Él la contempla y ve reflejada la mascaypacha en sus ojos capulí. Pasan las horas, la noche asoma impaciente...
.
Es tiempo de amar, aunque sea con el pensamiento, porque unos días más y terminará la fiesta; y 'la conquista', se irá con la banda y la avellana hasta el año venidero.

.
Es medianoche. El Inca duerme en su aposento y sueña que ingresa temblorosa. Él la abraza dulcemente y le susurra 'canchis, canchis'... pasan los minutos, y el capullo deshojado, perfuma de cantuhuaytas el soberano lecho.

.
Ahora le pertenece a su Señor, nunca será del "conquistador", y jamás querrá estar en otro lugar, que no sea bailando y cantando a su lado: '30 de agosto, en el pueblo de Chiquián, tú me hiciste un juramento de amor ...'

.

Cusco, JUN 1985

.

Plaza de Armas de Chiquián

.