jueves, 20 de agosto de 2009

EL GRAN UCUSH - POR ARMANDO ALVARADO BALAREZO (NALO)

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Curva de Capellanía - Foto: familia Alvarado Balarezo


EL GRAN UCUSH

Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
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Amigo Marino Espinoza, abres los ojos y una sensación de vacío en la barriga te hace sudar frío. Nuestro querido Chiquián está amaneciendo gris; y de tristeza, ni los cariocos cantan.
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Es un día miércoles de marzo de aquellos sesentas, los arrieros ya descansan en sus cuarteles de invierno después de una milenaria jornada.

Un día más, similar a los cuatro anteriores que has tenido en la semana. El río Vado se ha salido en Trinchera y el huayco no deja pasar a los sufridos camioneros que vienen de la costa. Por eso tu trabajo de cargador se ha suspendido. Tal vez hubieras preferido dormir unos minutos más, aunque sea para mantenerte calientito; mas tu estomago truje, pidiéndote alimento y tienes que complacerlo, por lo menos con un pan de punta de diez céntimos, solo que tus bolsillos están más vacíos que alcancía de misionero.
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Respiras hondo y hueles a invierno serrano. La lluvia que empezó anoche con fuerza está cesando y notas que tu hambre se incrementa, te lo hace saber la “lombriz” que se mueve impaciente.

Sé que te pesa en el alma esta vida de sudor y hernia que no pediste, pero tienes que ser positivo y salir cuanto antes en busca de un cachuelo.
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Te sientes débil y tus piernas apenas te sostienen en pie. No importa, sea como sea es urgente conseguir algo, pero trabajando. Pedir limosna se acostumbra en otros lugares, en Chiquián, ¡manan!.
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Chiquián: casa de "Agocalle" donde vivió Marino Espinoza
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¡Plash, plash, plash!, tus gastados llanques se hunden, salen y vuelven a hundirse en el agua, que desde anoche está prisionera en el patio de tu casa de Agocalle. Caminas por el jirón Leoncio Prado con tu capucha de costalillo marca 'Blanca Flor'. Hasta pareces fraile misio con tus bigotes ralos y tu chompa azul que el tiempo ha tornado plomiza.
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Pasas junto a tu amigo “Tuntu” Palacios, pero tu orgullo te impide pedirle fiado una cemita de la canasta que lleva al hombro. Llegas al jirón Dos de Mayo, y para tu dicha el camión “San Martín” está estacionado por el mercado de abastos. Acaba de llegar de Huaraz con su carpa de lona.
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"Espero que haya harta carga", piensas con el corazón en la mano. Te acercas emocionado y después de unas cuantas palabras con el gringo Teodoro Rivera, ya estás poniendo el hombro en la parte posterior de la plataforma del camión.

Diez centavos por caja de mangos y 20 por saco de cebolla, es el arreglo verbal.
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- Algo es algo – dices muy bajito.
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Ojalá no te desmayes por el hambre que te ahoga...
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Aprovechando un descuido del gringo te metes una guayaba a la boca y él se ríe luciendo su canino de oro “made in Cucadoctor”.
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- Tan temprano Ucush y ya estás boleando –te dice y sonríes, mojando con una lágrima la cara del perrito chusco del frutero, en recompensa por no haberte delatado con un guau.
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- ¡Pónganse a un lado niños!, ¿no ven que estorban?, ¡apúrate Ucush, que pago por caja no por hora¡ -grita el gringo desde la baranda sujetando su sombrero negro con la mano derecha.
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Sudando frío y tambaleante vas descargando, y entre saco y caja, vienen a tu mente los días de gloria como el mejor cargador bolognesino, donde competías con Hualu, Raura, Rococho, Honorio, Jacobo, Quishpu, Amacho, Melchor y Alberto “limonta”. Parecían laboriosas hormiguitas dejando relucientes los camiones: Chiquianito, Santa Rosa, Benja, Escarchita, Espejo, Maturana, Alarcón, Tarugo, Ocrospoma, Cachay, Moncada, Tolomeo, San Martín, Lucero de Mangas, Ñato, San Francisco...
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Hasta cinco camionadas por mañana, siempre al paso ligero con dos sacos de azúcar, cemento o sal, entre hombro, cuello y cabeza. Todo ésto, y mucho más era necesario en el “puerto” de Chiquián para abastecer a los pueblos aledaños.

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Pienso en ti y te veo más blanco que los "santos varones" después de descargar cien quintales de harina.
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¿Te acuerdas amigo?:
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- ¡Dios mío, una rata! -gritó una linda placera aquella vez que descargabas zapallos en el mercado en plena fiesta de Santa Rosa.
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- No chiquianita, es un “ucush” de juguete que el mercachifle Bayona ha hecho correr –le dijiste risueño para tranquilizarla del susto y quedaste bautizado con el sobrenombre de Ucush, ¿o fue por tu parecido con Micky Mause?.
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¡Uf, uf, uf!, felizmente te falta poco para cumplir con el gringo, pero no sientes tu espalda, tampoco tus piernas, hombros ni brazos que están más adormecidos que borracho en Misa de Gallo, mas no te amilanas aunque solo tengas una guayaba en la barriga y la solitaria ya debe habérsela comido.

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LLegó raudo el mediodía y ya empiezas a ver un arco iris sin lluvia ni sol. También ves estrellas y diablos azules por todos lados, sin necesidad de haberte metido un trago de "racumín", un vaso de "caliche", un “chimbombo” o una "guetu pelota".
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- ¡Apúrate Ucush, que el recuaino tiene que irse a su tienda¡ -te grita otra vez el gringo.
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En eso, ¡¡¡¡¡CRASHHHH!!!! se te cae una caja de mangos. Los chiuchis corremos al mando de Patuco y solamente quedan en el piso unos listones de madera y clavos de lo que fue una tembleque caja de catagua.
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- ¡Era la última caja, qué piña¡ –dices apenado, y un temblor sordo recorre tu cuerpo.
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- ¡No es justo, estaba mal clavada la condenada! –le dices al gringo Rivera y él saca la cuenta moviendo la cabeza:
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- Qué lástima mi querido Ucush, descontando la caja que cayó al suelo, te debo un mango, negocios son negocios.
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Elevas la mirada a Capillapunta y la llovizna que empieza a caer refresca tu frente, abres la boca y dos gotas de agüita pura del cielo calman tu sed.

Felizmente el gringo fue buena gente contigo y te pagó cinco pencos y una bolsa de frutas.
¡Saliste ganando amigo¡.
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Regresas contento a tu casita de 28 de Julio. En el camino regalas mangos y guayabas a Pipón, Arti, Panizo y a tus pequeños sobrinos Chiflo Espinoza y Cuco Lastra, que se cobijan de la lluvia bajo el umbral de un zaguán.
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Pasan los minutos. Por fin llega tu merecido descanso y te desplomas de espaldas sobre el duro colchón de lana vegetal. Saboreas las únicas tres guayabas con las que te has quedado y sientes que de tu viejo corazón se aleja la neblina, en este día miércoles de aguacero...
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oooOooo
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Es un pequeño homenaje, tardío quizá, a un esforzado “estibador andino”, que murió en su ley hace muchos años en Barranca. Nuestro recordado amigo Marino “Ucush” Espinoza, por su carisma, tolerancia innata y su solidaridad con los niños y ancianitos chiquianos, se supo ganar el cariño de propios y extraños, en las décadas de los cincuentas y los sesentas.

Huaraz, 20 de agosto de 1981
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VOCES NATIVAS
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Ucush : Ratón
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Carioco : Gallo con el cuello sin plumas.
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Vado : Riachuelo que tributa sus aguas al río Fortaleza.
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Trinchera : Lugar de abrupta geografía en pleno ascenso a Cajacay.
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Pan de punta : Pan chiquiano, muy apetecible.
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Agocalle : Calle por donde discurre mucha agua en época de lluvia.
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Boleando : Chacchado haciendo una bola de coca en la boca.
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Chusco : Común.
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Llanque : Sandalia hecha de llanta de camión.
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Chiuchi : Niño.
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Catagua : Madera que se emplea en la fabricación de cajas para frutas.
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Capillapunta : Paraje chiquiano en forma de capilla.
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Cucadoctor : Apodo de un dentista que sacaba muelas sin anestesia.
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Guetu pelota y chimbombo: Tragos chiquianos
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Caliche : Trago huarasino
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Manan : no
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Chiquián "Espejito del cielo" - Foto: Alex Milla