viernes, 16 de enero de 2009

GLORIOSO ARANDA DÍAZ


Por: Armando Alvarado Balarezo (Nalo)

Nació el 02 de junio de 1,899 en Cusichán, comprensión del distrito de José Gálvez, nombre adoptado en homenaje al héroe cajamarquino José Gálvez Egúsquiza, elevado a la gloria eterna en el combate del Dos de Mayo (1866). Celendín es la provincia que vio nacer a don Glorioso, “Rincón mágico donde la vida es un carnaval, pero en Celendín se vive mejor”, estribillo del que hacen gala los lugareños. Es el primogénito de doña Manuela Díaz de Aranda y de su amado Eusebio Escolástico.
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Fotos antiguas de Celendín

Celendín Actual

Nos comenta Roberto Aranda Chávez (RACH), que su papá Glorioso y sus hermanos menores: Oswaldo, Teodomira, Angélica y Alfonso, se quedaron al cuidado de su mamá Manuela, al naufragar su padre en el caudaloso río Marañón, cuando transportaba mercadería a los departamentos de Amazonas y San Martín, perdiendo toda sus pertenencias. En su desesperación, don Eusebio se internó en la selva donde se dedicó a trabajar como peón por largos años.
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Río Marañón

Pasó el tiempo, hasta que un día los visitó su tío Ambrosio Marín, comerciante de sombreros y telas, quien convenció a doña Manuela para que el pequeño Glorioso, de 12 años de edad, lo asista como arriero por los contrafuertes cajamarquinos y liberteños donde realizaba su negocio visitando los pequeños poblados.
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A los cuatro meses retornaron y en presencia de su madre le hizo entrega de cinco soles por los meses trabajados; dinero que en ese entonces constituía una cantidad generosa, de los cuales entregó a su progenitora un sol y con cuatro soles adquirió dos docenas de sombreros que los vendió durante su segundo viaje, que tuvo una duración de cinco meses, a cuyo término, su tío le volvió a dar cinco soles, más el dinero ganado por la venta de los sombreros. Incrementó su ayuda económica a su mamá y con el resto adquirió siete docenas de sombreros y su primer burrito.
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Contrafuertes norteños
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Esta dura tarea de caminatas con muchos días de fuerte sol y otros en plena lluvia, ayudando a su tío, lo realizó hasta los 15 años de edad, en que se independizó. Con la experiencia adquirida y gracias al apoyo que le brindó su tío Ambrosio, montó su propio negocio ambulatorio, recorriendo pueblo por pueblo hasta Ayacucho, llevando sombreros, paquetes de tela, frazadas, paños para vestidos de campesinas, etc. Para ese entonces ya contaba con recua propia y algunos arrieros.
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El Perú, entre 1915 y 1930, presentaba una precaria red vial, siendo la recua el medio de transporte por excelencia. A partir de 1930 empieza a recorrer la sierra de Lima por la ruta de Cajatambo; es en este lugar donde escucha hablar de CHIQUIÁN, capital de la provincia de Bolognesi, en pleno desarrollo; y sin pensarlo dos veces viajó con su cargamento de sombreros, telas e ilusiones.

Proceso de preparado y confección de los famosos sombreros de Celendín
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El viaje a Chiquián lo realizó en 15 días, debido a la accidentada geografía y las lluvias de febrero que arreciaban con fuerza, arribando en pleno carnaval, donde hizo migas con varios chiquianos, entre ellos, los señores Melchor Lozano Padilla (Sub Prefecto), Teobaldo Núñez Pardo (Alcalde) y Rolando Extremadoyro Vigil.
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Cautivado por la generosidad de su gente, la ausencia de cantinas y lo adelantado de Chiquián, en comparación con Cajatambo, optó por quedarse, construyendo un próspero negocio que más adelante le permitió comprar un camión, al que bautizó como “San Francisco". En aquel entonces tuvo tres hijos: Isabel, Félix y Manuela.
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En 1934 visitó Celendín, enamorándose de la joven Carmen Celia Chávez, quien le correspondió, decidiendo viajar juntos a Chiquián sin el conocimiento de sus padres. Viaje que lo hicieron a caballo por la ruta de Pacasmayo, luego con camión y nuevamente a Caballo hasta Chiquián. De esta unión nacieron Carmen Rosa, Libia, Roberto y Otilia. Con el tiempo llegaron a Chiquián sus hermanos Oswaldo, Teodomira y Angélica. Oswaldo tuvo un hogar con doña Hermelinda Ibarra, de cuya unión nacieron Eusebio, Olinda, Blanca, Bertha, Lida , Alfonso y Delfina. Teodomira se unió a Escolático Silva y vinieron al mundo Víctor, Joel, Rosa y Mercedes. Por su parte Angélica hizo su techo con Napoleón Ortiz y nacieron Javier, César, Wilfredo, Aurora y Celmira.
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Refiere con nostalgia su hijo Roberto, que don Glorioso fue en búsqueda de su papá Eusebio, a quien después de varios días ubicó en la selva, llevándolo de retorno a Celendín, donde lo esperaba su esposa Manuela.

De 1940 a 1941 don Glorioso se desempeñó ad-honorem como Alcalde Provincial de Bolognesi, desarrollando una fructífera labor edil y filantrópica, donando al pueblo, entre otros bienes, dos docenas de lámparas “Petromax”, que nuestro recordado “aladino” Bonifacio Peña Claudio de Quihuillán, prendía noche a noche en cada esquina del Jr. Comercio y la plaza de armas, con la ayuda de su esposa Eugenia Ñato Varillas y sus hijos.
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Don Glorioso y sus amigos chiquianos

Comenta mi papá Armando, que don Glorioso no tomaba licor, pero que en una oportunidad uno de los más experimentados beodos lo retó a tomar unos tragos, debiendo pagar el consumo de todos los parroquianos quien se quedaba dormido. A tanta insistencia don glorioso aceptó el reto y en la quinta caja de cerveza el retador ya estaba durmiendo la mona. Al despertar tuvo que vender un par de reses para pagar la cuenta. Desde ese día nadie lo retó.

En vista que Chiquián no tenía colegio secundario aceptó la invitación de su hija Isabel y viajó con su familia a Huacho, continuando con el negocio de Chiquián, su primo Francisco, papá de José María y Glorioso.
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En Huacho abrió un bazar en la calle Atahualpa, frente al mercado antiguo. Allí nace su hija Alicia, quien actualmente vive en España. De 1952 para adelante visitó Chiquián llevando mercadería para su venta durante la fiesta de Santa Rosa. Una vez que sus hijos culminaron la secundaria se trasladó la familia a Lima, por cuanto Huacho no contaba con universidad.
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Con los años Carmen Rosa se graduó de Profesora, Libia de Enfermera, Roberto de Profesor y Abogado, y Otilia de Enfermera. Libia radica en Lima, Roberto entre Chiquián y Lima, y Otilia en USA.
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En Lima don Glorioso continuó como comerciante, radicando en Lince, Monterrico y Barranco, lugares de residencia de sus hijos.
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Hace 14 años, a la edad de 93 años partió al lado del Señor uno de los mejores alcaldes de la provincia de Bolognesi que lo dio todo, sin esperar nada a cambio, sobre todo hablando bien de la tierra que lo acogió como a un hijo. Sus restos descansan en el cementerio “El Angel” (Cuartel Santa Leonela L – 42).

DESCANSE EN PAZ DON GLORIOSO
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Fotografias:
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familia Aranda Chávez
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Club Chiquián - LIma
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