jueves, 22 de enero de 2009

CARTA A MI AMADA

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TUPUCANCHA


Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)

Un lugar de ensueño para mí, fue la meseta chiquiana a más de cuatro metros de altura, hasta que el destino nos separó. Allí está afincada Tupucancha, bendita Puna que con mantos de neblina acunó mi infancia. Una década atrás escribí esta breve carta que dejé atada a un cactus en plena mangada.



Amada Tupucancha:

No es fácil firmar misivas bañadas de llanto, de amores que tropiezan, caen y ruedan. Tampoco escribirlas cuando hincan sentimientos que invitan a guardar silencio. Lo poco que escribí para ti, aún duerme en los pliegues del recuerdo, mas nunca pude olvidarte querida Tupucancha, pues cada noche tu sollozo surca el éter y resuena en mi corazón.

Como explicarte la melancolía que me ahoga. Madrugada tras madrugada soñando con momentos que no vuelven, desatando segundo a segundo cada palabra que se ata al viento en los pajonales. Un querer volver al pasado esculpiendo gritos de auxilio en los roquedales.



Tanto tiempo sin ti amada Tupucancha, irredenta crece la añoranza en la lejanía. Un pedido de misericordia no basta en la distancia, hace falta verte reflejada en la albura del Tucu Chira para sentirme vivo.

Hoy quise escribirte una carta preñada de luceros y no puedo, porque todo está marchito al rededor. Sólo queda un poco de esperanza y otro poco de fe, y repito como el eco: “te extraño, te extrano, te extraño amada mía, lejos de ti no florece el arco iris”.



Y termino martillando como la lluvia de enero: “Tupucancha, Tupucancha... trocito de cielo que meció mi infancia..."

Huaraz, AGO 82


Pampa de Lampas Alto - Chiquián (Ancash)