Un día como hoy nacieron en Chiquián cinco seres humanos muy queridos por nuestro pueblo: SOLEDAD ZÚÑIGA GAMARRA, ENMA RAYO MINAYA, BALBINA ALDAVE ESPEJO, PABLO MARTÍN VÁSQUEZ VERAMENDI y VICTORIA MONTORO RAMÍREZ.
Sólo la magia innata de Chole Zúñiga Gamarra puede convertir con facilidad un día normal en una fecha inolvidable. Así es desde niña su carismática personalidad: un matiz de generosidad y entusiasmo contagiante. Herencia viviente de Luis Pardo.
Su incansable labor magisterial, su amor al deporte y su entrega a su familia, constituyen un bello ejemplo para los que compartimos su amistad; cualidades a las que se suma el aire de ánimo que se respira en toda fiesta deportiva y costumbrista con su presencia.
Grandes y chicos quedan cautivados ni bien la conocen, por su sencillez y su espíritu amigable. El sonoro timbre de su voz y su mensaje sincero de solidaridad, paz y amor por nuestra tierra están presentes en todo momento.
Chole: telúrica de nacimiento y campechana sin par; coleccionista de abrazos de confraternidad, ejemplo de lucha y coraje a toda prueba, es un ser humano de fe indoblegable.
Hija generosa de padres invalorables y enamorada hasta el tuétano de 'Espejito del cielo', de sus costumbres, de sus usos y tradiciones, siempre labrando con sus manos educadoras el progreso de Ancash como buena cazadora de sueños. Ella está presente con su banderín de lucha en las gestiones por el desarrollo bolognesino, al lado de su hermano Acucho.
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Es saber que al asomar el alba volverán los pichuichancas a cantar con esperanza por un día mejor; es recordar un domingo de voleibol en Jircán, un paseo dominguero en Quihuillán y un enorme motivo para recordar la belleza del majestuoso Yerupajá desbrozando las nubes del desaliento.
Madre Chiquiana 2007, como expresión sublime del amor por los hijos y nietos, nos deleitó en el Club Ancash, con ese carisma contagiante con el que tantos amigos ha ganado a lo largo y ancho de nuestro querido departamento, que siempre palpita en las sienes y bulle en nuestras venas.
Doña Enma Rayo Minaya y doña Balbina Aldave Espejo, compañeras de generación con gran visión empresarial desde que las veredas chiquianas olían a lajas bañadas por el aguacerito benefactor. La primera en el transporte pesado de carga al lado de nuestro recordado don Benjamín Robles Valverde (fallecido), padres de nuestros amigos de promoción: Mali y Papi (fallecido).
Doña Balbina nos ha legado un bello hotel turístico que es un remanso de paz y orgullo de Chiquián, por su fina atención personalizada, su bonita arquitectura provinciana y el jardín florido que cautiva al visitante con su aroma y colorido.
Cómo no recordar sus dulces manzanas en frascos cristalinos, aguardándonos para saborearlos después de los juegos de ping pong en su tienda del barrio de Quihuillán de los sesentas.
Pablo Martín Vásquez Veramendi, quien en la foto aparece integrando la Escolta a la izquierda de Pocho Cano (Rubén Robles a la derecha), es uno de los más destacados deportistas chiquianos de todos los tiempos, profesor, novillero, nadador y compositor de larga data, digno heredero de don Pablo Vásquez Ibarra, su querido padre de reconocida vocación educadora y edil, en bien de nuestra provincia.
Dueño de un verbo que fluye cantarino como el querido Aynín de nuestras excursiones escolares. Sus poesías y relatos chiquianos de bucólica inspiración, sacuden las fibras humanas más intimas y van de latido en latido incendiando el recuerdo, y tonificando el espíritu de los que ya pintamos canas. Ejemplo de pródiga semilla y sabroso fruto para nuestros niños y jóvenes.
De pronto:
- Tiene la misma fuerza expresiva de Bellota y Cañita, que hicieron gárgaras con gotas de rocío y aspiraron de chiuchis el fresco aroma de la lluvia. Es una voz vigorosa, pero tierna y dulce como el capulí. ¿Quién es el cantante? tiene acento chiquiano.
Así comentó mi recordado papá, emocionado hasta las lágrimas, al escuchar las canciones entonadas por Pablo Martín, de una grabación que mi hermano Felipe le obsequió durante la visita sabatina.
Macollado, así lo llamamos de cariño, es un gran intérprete del sentimiento chiquiano y fiel amante de todo lo nuestro. Tallado a pulso y templado a fuego, de fina madera y dura cuerda, corazón y razón, alegría y añoranza, todo en uno.
Hoy sus enseñanzas, su alma afable, los trinos de su guitarra viajera y su telúrico cantar, siguen siendo acunados en Atocata, Chancaraylla, Patahuasi, Yauca, Hatun Pampa, Chupancancha, Apataque, Cunya, Chupancancha, Patahuasi, Quillillica y Patachana, cautivadores lugares que conforman el inmenso jardín campestre de esta colorida zona del Perú profundo, donde bajo el cielo azul brillan las tijeras de los mágicos danzantes de almas indomables.
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son tus quebradas testigos mudos
de mis amores con una chiquiana
de mis amores con una chiquiana.
Vino el invierno todo lo ha borrado
fango y lodo, sólo ha quedado
porque tu nido allí ha quedado
bajo las ramas de un árbol caído.
Ahora espero sólo primavera
para que vuelva hay mi golondrina
agüitas turbias del recuerdo mío
agüitas turbias del recuerdo mío.
Fuga
Anda dile a tu mamá
mucho me gusta melodías
si no le dices yo le diré
con este huayno le engañaré.
(Chiquián con Canciones Folklóricas - Edición 1994 - publicado por Alejandro Aldave Montoro)
Cierto día de fines de marzo, lejos de nuestro amado pueblo, pensando en el gran legado espiritual de “Mamamita” Victoria, me repetía una y otra vez: "en Chiquián están las huellas de mi infancia, también las ilusiones dormidas que sueñan con un lindo despertar. Está su espíritu festivo y religioso, músculo y nervio del provinciano de pura cepa. En sus chacras está la fragancia del trigo dorando al sol y del maíz tierno bañado por el shulay. Allí están sus quietas calles donde quedaron las risas de mis amigos, allí duermen mis días primeros bajo el hermoso glaciar. Allí están las obras de las mujeres y hombres que forjaron su identidad... y en Alcococha descansa el horno de cielo rojo alambicando el aroma a pan caliente... también en Alcococha, junto al murmurador Yarush, está la casa solariega que Mamamita cedió con cariño, durante tres décadas, a nuestro pueblo para el funcionamiento del colegio 'Coronel Bolognesi', del INA, la PNP y del INPE...".
ABUELITA VICTORIA
siempre tuviste para nosotros amor
y sólo amor, mas nunca vimos
Siempre trabajando duro,
en tu cálido horno y tu tienda,
atenta con tus clientes y generosa con los
niños y ancianitos que te pedían dos pancitos.
Enviudaste con una decena de hijos a cuestas,
pero no te amilanaste ni un segundo
y continuaste luchando fuerte,
agotando tu existencia.
¡Oh! dulce manantial
de trabajo honrado y saludable
que nosotros evadimos y regateamos,
mientras amasabas jaratantas de esperanza.
Hoy, ese nuevo pan que es fruto de tu obra,
late en cada alma y corazón chiquiano,
pues la casa que cediste con cariño,
les dio conocimiento y abrigo.
Por eso los bolognesinos,
también del Instituto Agropecuario,
los policías e internos que ocuparon tu casa,
te añoran con gratitud por tus biscochos y tu techo.
Fraternalmente
Nalo
Chiquián - Plaza de Armas
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