lunes, 30 de noviembre de 2015

LA NAVIDAD PROMUEVE LA COLABORACIÓN - POR AGUSTÍN ZÚÑIGA GAMARRA

 
 
LA NAVIDAD PROMUEVE LA COLABORACIÓN

Por Agustín Zúñiga Gamarra
 
Cuando vienen los tiempos de Navidad, reaparece en mi mente nuestra niñez, de los años 60s en Chiquián, vuelven las tiendas del jirón principal, Comercio, plagados de adornos navideños, ahí estaban los Bizetti, Abundio, Machuca, Alvarado, desde sus puertas y escaparates destacaban los mejores regalos. Mientras eso sucedía afuera en las calles, en mi casa, en alguna esquina de la sala, o en el comedor, estaban bien adornados los nacimientos, de pasto natural o artificial, en el medio, en la posición central, destacaba el Niño en su cuna, acompañado de sus padres y los reyes magos. No se sentía frío, todo era calidez, desde  el tocadiscos se oían  los villancicos cantados por los niños del colegio San José de Piura, los Toribianitos de Lima, o los Niños Cantores de Viena, discos traídos por nuestros hermanos que estudiaban en Lima, era un ambiente de sublime alegría. Nosotros con 5 o 6 añitos, habíamos estado pensando y mirando qué regalos le pediríamos a “Papá Noel”. Finalmente, en la Noche Buena, le escribíamos una cartita antes de dormir y la depositábamos debajo de las imágenes de los santos  en el pequeño santuario que teníamos en casa. Al día siguiente, 25, salíamos desde la mañana  a la puerta, a la calle, para jugar con los regalos recibidos junto a nuestros amiguitos de la cuadra. Mi madre, muy trabajadora, se había esforzado todo el año, para que en esta fecha el chancho esté colgado en el terrado, para hacer los chicharrones, rellenos, gash-gash, manteca, también había amasado panes, en la panadería de don Cuni, y por su puesto las latas de manjar blanco, con la leche de sus vaquitas, estaban listas, para que sus hijos, estudiantes en Lima, se sientan contentos cuando vengan de vacaciones. Es decir, en mi niñez navideña no me percaté lo que ocurría con los niñitos que no recibían algún regalito, ni tenían el desayuno de chocolate y panes.


Han pasado los años, y viendo el esfuerzo que hace Víctor Tadeo, trato de imaginar lo que habría sentido el niñito que no recibía su regalito de navidad, seguro que  también ellos habían observado los regalos en aquellas grandes tiendas grandes o en las menores que se situaban alrededor del mercado de abastos. Y, seguro que cuando llegaba la mañana del 25, ellos desde alguna distancia miraban cómo otros niños sí tenían regalos que él también deseaba con fuerza. 
 
Habría sentido frustración, dolor, y tal vez cólera hacia  sus padres que no le compraron, o cierta incomodidad hacia los niños que sí los tenían. Ellos no entenderían qué significaba los salarios, el no poder comprarlos. Su lamento interno habría  sido grande.


Entonces, ahora que veo el esfuerzo de Víctor  y su equipo de colaboradores, que llevarán juguetes, chocolate, panetones, a algunos distritos alejados de la capital Chiquián, provocará en ellos, alegría,  sonrisas, gritos, algarabía,  característicos de la Navidad, y sus padres se sentirán agradecidos, por darles a sus hijitos la sonrisa navideña.

Ahora los niños construirán con su mente y manos, los ambientes soñados, junto con sus carritos, muñequitas, platitos, aviones, héroes fantásticos, con ellos subirán las pircas, cocinarán con las plantitas naturales, en los comedorcitos, que montarán en sus chacras de Mishay, Pariantana, Cucuna, Ninán, Cochapata, Yumpe, Colca..., mientras acompañen a sus padres, en las chacmeadas,  cuspadas, sembríos, u ordeños. La felicidad que les provocará ese pequeño regalo, será inmenso, sus frustraciones, postergaciones,  cólera disminuirán y sobre todo recordarán cuando mayores que se puede ser solidario, y tratarán de repetirlos. Porque ese es el ciclo de la vida, los niños alegres hoy, serán adultos colaboradores mañana.


Claro, la cantidad de regalos que lleve Víctor no abastecerán a todos, pero llevará las contribuciones de aquellos que desearon que nuestros niños de  algún distrito de nuestra provincia, no sientan dolor en ese hermoso día la de Navidad por falta de un juguete, pequeño o grande.
  
Como dice Víctor, con sólo hacer llegar un sol, será suficiente, pues lo que importa es la colaboración. Basta llamar al teléfono al 975556447 o llevar algo a la dirección de Las Palmeras 5550- Los Olivos. Desde allí, el día 20 saldrá en caravana a algún distrito de la provincia de Bolognesi, para volver a ser niño en esta Navidad.


Buen trabajo Víctor, don Alicho y Pablito. Lo que vale es el esfuerzo que le dedican, en llevar alegría para nuestros niños y ancianos, sin ningún interés, y por ello la comunidad de residentes bolognesinos, apoyarán la actividad de hoy, domingo 29-11, 30 ANIVERSARIO DEL PROGRAMA POR LAS RUTAS DE CHIQUIÁN Y LA PROVINCIA DE BOLOGNESI, cuyo propósito es obtener fondos pro - navidad 2015, en el Club Huasta. Y, un saludo especial, de reencuentro con sus oyentes al Profesor don Alicho.

La Pluma del Viento
FELIZ NAVIDAD NIÑOS BOLOGNESINOS



 
 

 

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