lunes, 23 de diciembre de 2013

NAVIDAD EN LOS ANDES - POR JUAN RODRIGUEZ JARA (AEPA - PISCOBAMBA)


NAVIDAD EN LOS ANDES 

Por Juan Rodríguez Jara
 
          En la provincia de Mariscal Luzuriaga, con su capital Piscobamba bautizada como  “La Novia de los andes” en el siglo pasado teníamos costumbres bien arraigadas como en toda la franja andina del Perú; es así, cuando  éramos niños y jóvenes, esperábamos el fin del año con ansias por dos motivaciones importantes: Clausura del año escolar que traía las vacaciones y  la otra llegada de las navidades, la fiesta de la paz y la reflexión para los andinos, dulces y panecillos aumentaba el menú diario.


Las vacaciones nos permitían conquistar los campos en sus mañanas soleadas, aprender a volar con las aves bajo la atenta mirada del cóndor que rondaba a lo alto del cielo antes de que llegue la lluvia a bañar la naturaleza que fecundaba vidas de las semillas. En general hacíamos mil cosas con la fauna y la flora sin destruir, sembrando nuestras huellas por los caminos y chacras pintadas de verde y adornadas de flores que en sus pétalos rondaban picaflores o una abeja viajera, que hoy vienen al recuerdo no obstante la distancia, allá dejarán llegar a los caminantes que irán en busca del anhelado hogar donde encontrarán el corazón sobre las manos de quienes más quieren, esperando. 


Por otra parte venía las navidades cargado de alegrías y sorpresas que de acuerdo a las costumbres imponía tareas: los primeros días de diciembre se tenía que buscar depósitos pequeños como tarros de leche gloria o similares como también ollitas de barro, floreros o tazas en desuso  al no tenerlos debíamos hacer de arcilla o de tablas, el caso es que debe convertirse en un macetero que pueda contener un poco de tierra húmeda donde se haga el almacigo de cebada, arveja  o trigo para que germine como en la chacra y esto serviría para adornar los nacimientos familiares o de los vecinos, inclusive en el colegio los profesores nos enseñaban el proceso y cuando se hacía nacimientos del colegio allí colaboraban todos los alumnos y padres de familia si era para nota el profesor controlaba y calificaba, allí el detalle. Viene al  recuerdo, cuando no se conseguía tarros se recorría a las botellas de litro de aceite de hígado de bacalao, pisco o vino, para cortar por la mitad. Para el efecto se frotaba con una pita alrededor de la botella para calentarlo y luego echar agua, quebrándolo y allí estaba el macetero. 
 


En mi tierra andina enmarcada por la cordillera blanca con su impoluta nieve eterna y bañada por los ríos Yanamayo y Marañón, personas ya conocidas tenían sus nacimientos celosamente guardados ya sea heredados, obsequiados o comprados, y en la segunda quincena de diciembre sacaban a exhibirse y armaban nacimientos en sus casas ya por tradición, siempre presentando novedades de algún adorno o animalitos que le habían mandado familiares o amigos. Estas personas disponían de San José, la Virgen, los Reyes Magos  y el niño Jesús que nacerá el 24 en la noche, a esto se tenía que agregar una cantidad de animales diversas; ya sea de arcilla, madera, yeso o porcelana de acuerdo a la categoría aristocrática de vecino. En cuanto a las imágenes citadas cada uno tenían su historia propia que contar por su procedencia inclusive procedían de Europa o habían sido tallados o pintados por artistas de renombre mundial según afirmaban por el linaje. 



Acercándose la fecha del armado del nacimiento se abastecían de maderas delgadas o carrizos para la construcción del pesebre, cantidad de pajonales naturales traídos de las punas, tierra de colores para utilizar como pintura para dar color al ambiente, paja de cebada para el techo, candeleros para las velas, floreros para recibir los pétalos de los campos. 



Un grupo de jóvenes avezados y experimentados  escaladores de las rocas vivas de las cordilleras andinas, cinco días o una semana antes parten con fiambres preparados por los funcionarios a traer flores que sueltan sus pétalos  en principios cerca al Marañón denominada “Uritu” que se colocaban en los techos de los pesebres para que dé la apariencia de cerro con flores. Las chicas solteras en sus sombreros lucen la dichosa flor que en su interior contiene un estambre parecido al gallo por eso era de interés de los adolescentes para jugar a la peleas de gallos, y muchas veces arrebatan sombreros y sacarse las flores. 



Para la celebración de la fiesta de navidad habían amasijo de diversos panes en los hornos existentes en la ciudad, paralelamente preparaban dulces de higo, calabaza, sidra, manzana, para atender a familiares, amigos y visitantes que llenan la casa para evaluar la elegancia y detalle de los nacimientos. 



En Piscobamba como en todos los pueblos andinos habían personas exclusivamente dedicadas a cultivar determinadas presentaciones de grupos folclóricos o comparsas ligadas a la vida de los pueblos, que se les llamaba “Capitanas”, para dicho fin disponían de vestuarios, canciones, músicos conocidos inclusive personas que venían bailando año tras año sin descartar  las mismas personas y familiares. Se conoce que de la costa iban a presentarse en las fiestas que se hacía en éstos pueblos ya sea por compromiso o pagadas por los troncos (fundadores) o capitanas. Los troncos eran como los actuales promotores.
En consecuencia estos troncos faltando un mes venían comprometiendo o contratando  a los padres de determinados infantes de ambos sexos para integrar el elenco de los pastorcitos, que una vez reunidos los posibles titulares y algunos suplentes se dedicaban a los ensayos unos 15 días antes de las presentaciones que hacían su primera aparición el 23 de diciembre, sin los atavíos formales de bailarines. Llegado la fecha de la víspera el 24 de diciembre los grupos de bailarines con su vestimenta y anexos recorrían visitando los nacimientos en casa particulares y el de la Iglesia del Pueblo. 



La vestimenta para el grupo de danzantes, tanto de varones como mujeres que son una pareja de tres, es de verdaderos pastorcitos usados al cuidado de los animales. Los varones llevan sombreros de lana color blanco con su cinta mayormente negras, camisas blancas, raras veces rayadas, chaleco de bayeta, pantalones negros de bayeta de lana de carnero, llanques –ojotas  de caucho o llanta de carro, poncho enrollado con fiambre por dentro,  hondas o chicotes cruzados por el pecho.  Las chicas su manta también cruzadas por el hombro y pecho. Blusa (Munillu) de colores variados y vivos las enaguas y trajes o Llullimpas de bayeta de lana de carnero bordadas con colores resaltantes, sombrero blando de lana adornada de una cinta de colores donde se sostenía las flores de la estación (Uritu) traídos de los riscales del río marañón, algunas veces llevaban sus instrumentos del hilado como es la pirwa con su piruro. Todos  portando sonajas hechas de chapas  o latas, acompañadas de una pareja de músicos de violinista y arpista, ahora se ha agregado la quena.  



La canciones de tinte andino, con letras dedicadas a la llegada del hijo de Dios, llamando a los católicos y a los pastores ir recibir al Mesías que debe nacer, salen las comparsas que se alistan mayormente por barrios en Picobamba los imperante eran barrios de Piscobamba o Convento, Cushipata y Pampa, muchas veces adquiría un tinte de concurso que se diferenciaban por su vestimenta, canciones y la coreografía que realizaban en las visitas a cada nacimiento o familias. La noche del 24 de diciembre danzaban en forma continua los pastorcitos recorriendo las principales calles y dando vuelta la plaza mayor de ,Piscobamba para saludar a su añoso eucalipto para llegar luego a la iglesia al hacer la medianoche donde realizaban su desplazamientos más modernos de suma vistosidad, para luego  escuchar las palabras del sacerdote que anunciaba la llegada del hijo de Dios, que daba lugar al inicio de la adoración con desplazamientos de los bailarines y con canciones alusivos a la llegada del Redentor, para luego retirarse a fin de que ingresen otros grupos de pastorcitos. 



A la misma hora del nacimiento, en los hogares y otros lugares donde se había armado nacimientos se colocaba al niño Jesús a su cuna en el pesebre a la compañía de la Virgen María, San José, Los reyes Magos y los pastorcitos con  sus animales. Por allí no falta unas cuantas avellanas (cohetes elevados al cielo) que anunciaban la feliz llegada de JESÚS EL REDENTOR. En el campo se prendían fogatas a cuyo alrededor bailan y cantan los miembros de la familia, confundiéndose en abrazos y buenos deseos, para que la vida mejore con mejores cosechas y aumento de los ganados. 


En la ciudad se invitaban abundantes dulces, panecillos y platos especiales con características innatas de cada familia con receta heredadas a sus antepasados. A las familias de mayor estimación se tenía que llevar a sus domicilios como gesto de una cortesía innata.  



Para la misa que aglomeraba gran cantidad de creyentes, inclusive de otros distritos y centros poblados que no tenía sacerdote concurrían con  abundantes flores para dejar en el nacimiento de la iglesia o la de los conocidos; por su parte los criadores de animales llevaban los más tiernos para que reciban la bendición celestial y aumenten posteriormente la cantidad de sus crías para el beneficio familiar. 



La Navidad en los Andes es una fiesta de paz, reflexión y de la amistad total, donde se acaban las rencillas, rivalidades, hasta la corrupción al parecer se suspende, así demuestra el cuadro de un nacimiento: el Niño Jesusito radiante en su cuna modesta derramando alegría y felicidad, donde están cuidando María y José con la adoración de los Reyes Magos, encima en la parte alta está la estrellas que guió a los creyentes, en la parte baja los pastores con sus rebaños donde se ve mezclados, ovejas, cabras, vacas, burros, elefantes, aves de corral y otros, con los cóndores, águilas, pumas, jaguares,  leones y tigres, ninguno de las especies felinas tratan de alimentarse de su presas, todos van en armonía adorar al Dios de los Cristianos.  



Por eso esa actividad debería repetirse todos los días de la vida de los humanos, reflejando la paz de los animales para que prevalezca la paz, concordia, compañerismo y amistad como en los pueblos andinos, para hacer progresista a los pueblos del mundo en general. Hoy recuerdos son recuerdos reviven con un abrazo de corazón para todos. 
 


Ojalá en las grandes ciudades en estas navidades en oración, pidan a Dios que derrame su bendición para volver a cultivar los valores humanos y que veamos al prójimo como seres humanos y poder juntarnos para el progreso de la raza peruana: Muchas felicidades familiares y amigos, cercanos y lejanos.




NAVIDAD 2013 

 La gratitud y las reflexiones han llegado, en fiesta,
entregándonos músicas celestiales para meditar
y dar gracias por el largo camino recorrido al trajinar;
gracias a la vida y nuestra amistad que nos hermana.
La paz para todos y el futuro una ventana abierta;
para la realización de nuestros proyectos y sueños.
En unión y armonía lo que planificamos logremos,
haciendo grande y conocido nuestro Piscobamba.
Pueblo trasandino de Ancash, “Novia de los andes”,
Allí el eucalipto más grande del Perú, tiene sus sueños.
En navidad recibe en su plaza gigante, a los pastorcitos,
y flores de la puna salvaje que llegarán a manos infantiles.
Mis paisanas solteras, racimos lucirán de flor navideña
en sombreros nuevos, atados con cintas multicolores,
cautivando a  mozuelos danzaran en los nacimientos,
confundidos en amistad desbordante  y mar de alegrías.
En navidad  soñaran en oración los pastores
de la luna en centinela recibirán su sonrisa,
acariciado con la ventisca cálida de sus besos
abrazando a la  pastorcita  de mi noche buena.
Los ancashinos vivamos en navidad siempre; 
defendiendo nuestras identidades de la vida,
rogando  a Dios eterno:  el mundo nuestro cuide 
para que sigamos teniendo el paraíso en armonía.
Allá no habrá regalos que devoren los dineros,
el abrazo de todos y para todos serán ofrendas
y un beso tierno llenara los corazones;
en la morada  andina de lejanos cristianos.  
Saludo a quienes  dieron su amistad sin interés
y me regalaron de su tiempo algunos minutos.
Saludo la sinceridad eterna de sus palabras
que escribieron en mi corazón sus nombres.
Saludo a los árboles que me dieron sus sombras,
saludo a las diversas aves de los campos y mares
no obstante estar libres me brindaron sus cantos
para escuchar hoy y tantas otras navidades.
      Agradezco a la vida y a todos los lejanos caminos
que me condujeron a  Chiquián y sus amigos.
Agradezco con el alma a todos por leer estas líneas
y conocer  la navidad de mi tierra serrana,
lejana: pero presente hoy por estas navidades.
FELICIDADES EN TODA LA VIDA.
Diciembre del 2013.
Juan Rodríguez Jara. 

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