jueves, 20 de enero de 2011

SÁBADO 22 DE ENERO - AULA CAPULÍ: HOMENAJE A JAVIER HERAUD - PLAN LECTOR: JAVIER DEJÓ ESTE TESTAMENTO VITAL Y MORAL - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

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CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA


Construcción y forja de la utopía andina


22 DE ENERO


HOMENAJE EN EL 69 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO


JAVIER HERAUD, LUZ Y ESPADA EN EL AIRE



PROGRAMA

1. Saludo y palabras de bienvenida:

DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
Presidente de Capulí, Vallejo y su Tierra.

2. CARLOS MORALES:

Imagen de Javier Heraud

3. CECILIA HERAUD PÉREZ:

Algunos recuerdos que guarda mi memoria

4. Lectura de poemas:

GERARDO ANGULO MALPARTIDA

5. Recital de canciones:

WALTER HUMALA

Con la posible presencia de ALAÍN ELÍAS

SÁBADO 22 DE ENERO, 2011, 7.00 P.M.


Aula Capulí: Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 3 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República

Ingreso libre.

Se agradece su gentil asistencia

Teléfonos Capulí: 420-3343 y 420-3860
capulivallejoysutierra@hotmail.com
planlector@hotmail.com

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PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA

JAVIER DEJÓ ESTE TESTAMENTO VITAL Y MORAL


Por Danilo Sánchez Lihón

“Dada la personalidad de Javier Heraud,
solo dos posibilidades se le ofrecía
en el Perú: la gloria literaria o el martirio.
Prefirió la más ardua, la que no ofrece
recompensas a las que humanamente
aspiran casi todos los hombres”.
José María Arguedas

1. Vivir para agradecerte

El poeta Javier Heraud estando aún en La Habana, en noviembre del año 1962, siendo inminente su viaje rumbo a Bolivia para luego ingresar por la frontera hacia el Perú a fin de establecer un foco guerrillero que pudiera instaurar un régimen socialista de justicia, solidaridad y grandeza para nuestro pueblo, escribió a su madre la carta que a continuación glosamos, verdadero testamento vital y moral que será vigente siempre en el destino de nuestro país.

La dejó encargada a la esposa de un compañero en Cuba, con el acuerdo de que si no le ocurría nada funesto, ella debía conservarla. Si por alguna circunstancia él moría, ella se comprometía a llevarla a Lima y ponerla en las manos de su madre.

Lamentablemente cayó abatido antes que pudiera afincarse en la sierra del Perú, cuando subido a una canoa en medio del río Madre de Dios, en Puerto Maldonado, fue asesinado el 15 de mayo del año 1963, a la temprana edad de 21 años, pese a que en el remo había erigido una bandera blanca que alzó hacia lo alto.

2. Pienso más que nunca en ti

Así ofrendaba su vida por los ideales más caros de nuestro pueblo, sumido como ahora en la pobreza e iniquidad de gobiernos ineficaces, bestializados y corruptos.

Nació el 19 de enero del año 1942, en el distrito de Miraflores, en Lima. Y había publicado, ya a su edad, dos libros de poesía, El río y El viaje. Y el tercero de ellos, que tituló Estación reunida, obtendría póstumamente el Primer Premio de Poesía en los Juegos Florales convocados por la Federación Universitaria de San Marcos.

En la carta que hemos aludido y que su madre conservó solo para sí 26 años, hasta 1989 que se publica en el libro de su hija Cecilia, hermana del poeta: Vida y muerte de Javier Heraud, este le dice:

Querida madre: No sé cuándo podrás leer esta carta. Si la lees quiere decir que algo ha sucedido en la Sierra y que ya no podré saludarte y abrazarte como siempre. ¡Si supieras cuánto te amo! ¡Si supieras que ahora que me dispongo a salir de Cuba para entrar en mi patria y abrir un frente guerrillero pienso más que nunca en ti, en mi padre, en mis hermanos tan queridos!

3. Tú me criaste honrado

El dilema en el destino y en la poesía de Javier Heraud es el apego a su casa y el inmenso cariño que siente por su familia frente a lo ineludible que siente a su vez como su destino: el de no ser indiferente a la ominosa situación de la vida en nuestra sociedad y el llamado que siente por consagrarse a corregir los males del mundo.

Es así que prosigue:

Voy a la guerra por la alegría, por mi patria, por el amor que te tengo, por todo en fin. No me guardes rencor si algo me pasa. Yo hubiese querido vivir para agradecerte lo que has hecho por mi, pero no podría vivir sin servir a mi pueblo y a mi patria. Eso tú bien lo sabes, y tú me criaste honrado y justo, amante de la verdad, de la justicia...

Qué conmovedora esta expresión: “Tú me criaste honrado y justo”. Pero esta honradez y justeza no solo para aplicarla a los hechos menudos de la existencia sino a las grandes causas. Para luego ser más explícito: “(me criaste) amante de la verdad, de la justicia”.

4. Yo hubiese querido vivir

Cuando el 15 de mayo del año 1963 en Puerto Maldonado es perseguido por la policía, en su huída fue arrojando al viento hoja por hoja el único ejemplar de su último libro de poemas recién escrito y aún inédito, del cual no quedó una sola palabra, pues todas se perdieron definitivamente.

Junto a su compañero de combate, Alaín Elías, llegaron a la orilla del río Madre de Dios, se arrojaron a él y empezaron a cruzarlo a nado, mientras les disparaban desde la orilla. Un lugareño que navegaba en esos momentos los recogió en su canoa que era un tronco de árbol ahuecado, y trató de librarlos del acoso.

...No me guardes rencor si algo me pasa. Yo hubiese querido vivir para agradecerte lo que has hecho por mí...

Habiendo izado una camiseta blanca, aún así durante hora y media fueron blanco de una cacería implacable, en la cual participaron también civiles y la población azuzada que se había congregado para ver matar a dos jóvenes indefensos.

5. La ofrenda de su vida

Entre los que disparaban desde lo alto del malecón a la balsa desolada e inerme había algunos cazadores que utilizaban balas dun-dun para cazar fieras y bestias, las que al salir de un cuerpo dejan un boquete enorme:

...pero no podría vivir sin servir a mi pueblo y a mi patria.

Veintinueve impactos de bala cayeron en su cuerpo, que registró su padre cuando viajó a reconocer el cuerpo de su hijo. Tenía 21 años en el momento de morir, como él lo había previsto “entre pájaros y árboles”.

Era el ser más íntegro, puro y triunfante. La crítica más exigente de la época celebró de manera unánime y entusiasta sus poemas.

Todo lo dejó para asumir fatigas, agobios y peligros. Y finalmente donarnos la ofrenda de su vida y un ejemplo de integridad moral en nuestros destinos.

6. La altura de su vuelo

Y todo esto para ordenar, dar ubicación y sentido a nuestras vidas, porque a partir de entonces encuentra síntesis, clave y proyección toda nuestra historia.

En tal sentido, era cordial, generoso, apasionado:

pero no podría vivir sin servir a mi pueblo y a mi paria. Eso tú bien lo sabes, y tú me criaste honrado y justo, amante de la verdad, de la justicia...

Aquellas palabras de Javier Heraud son fundacionales, porque nada puede hacerse a partir de entonces sin ese compromiso y sin esa calidad de entrega.

Los términos de esta carta valen para todos los oficios y todas las profesiones.
Todos los quehaceres y tareas encuentran en ella la altura de su vuelo y la consagración a sus objetivos.

7. Mi vacío se llenará

Toda actividad humana tiene que cotejarse y coincidir de acuerdo a dicha tensión y riesgo, si pretende ser auténtica, con los símbolos implícitos y explícitos en actos como el que acabamos de referir y que nos evoca la lectura de esta carta.

Porque son momentos supremos en que se sintetiza lo esencial de la historia de una sociedad, como partos de mundos, como el rasgarse de los cielos y finalmente, pese a su dramaticidad, como hitos luminosos de la historia humana.

Porque sé que mi patria cambiará, sé que tú también te hallarás dichosa y feliz, en compañía de mi padre amado y de mis hermanos. Y que mi vacío se llenará pronto con la alegría y la esperanza de la patria.

Te besa Tu hijo Javier

Por eso, él es un camino y un desafío pendiente en nuestras vidas. Por eso él jamás morirá.

8. Como un manantial

Tal vez cuando haya justicia se diluya en la sonrisa de los niños, o en la alegría del labriego que hace una mejor cosecha.

También en la paz de los amaneceres inexplicablemente hermosos, o en los momentos gratos y de contento entre dos amigos.

Cuando haya dicha universal y compartida. Entonces, quizá, se diluya en ese mar incognoscible del olvido.

Que podría ocurrir cuando la gente se sienta feliz y diga: “¡Yo no sé por qué me siento tan bien!” Y es porque allí habitará él, en el fondo moral de todas las cosas.

Ahora lo siento libre, poderoso, tierno. Claro como un manantial. Sencillo como una casa jovial. Dulce como una guitarra.

Pero, ¿qué signo trágico y atroz hay en todo esto?

9. Enhiesta hacia la aurora

Eras el más intenso y claro de los poetas de tu tiempo. Y lo dejaste todo, quizás porque veías otra urgencia aparte de la poesía, cual es que no se puede ser poeta y no tener una patria hermosa.

Y en el acoso ya cerrado por las hordas lo primero que empezaste a romper fueron tus poemas. ¿Qué clave secreta hay en todo esto?

Eras apenas un niño, un niño que se hace fuerte y se hace grande. Y luego se hace viento. ¡Imagino cómo te habrá llorado tu familia! Y tiemblo.

Tú tenías todo y todo lo dejaste: casa, lecturas, enamorada. Una casa con padre y madre, hermanos y hermanas, abuelas y tías, primos que se amaban.

Eras transparente. No encuentro ser más puro y noble en todo este espacio y tiempo conturbados.

No hay sangre más generosa que la tuya, más prístina e enhiesta hacia la aurora.

10. ¿Qué lo hizo?

Entonces, ¿Qué hizo que este ser triunfante, siendo así, lo dejara todo para irse a la montaña?

¿Decidiéndose de ese modo a afrontar el rigor del hambre, de la inclemencia, de la sed implacable? ¿A ser acosado por toda clase de mosquitos y alimañas?

¿Qué puede ser suficiente para hacer que se abandone un porvenir de gloria y asumir privaciones, penurias y finalmente un sacrificio aciago?

¿Qué puede ser tan fuerte para dejar todo aquello para lo cual se ha sido formado, para asumir lo incierto, viviendo entre asaltos, penurias y abrojos?

¿Qué lo hizo?

Lo diré: No ser indiferente al dolor ni al padecimiento de la gente. Es la dimensión del daño de los otros lo que lo hizo afrontar el rostro estremecedor de la muerte. El saber ser solidario. Y saber asumir a cabalidad un compromiso.

11. Con cariño entrañable

Y algo más: sentirse fuerte, entusiasta, vigoroso. Sentirse capaz de proteger, de realizar grandes proezas. De lanzarse al río desde un farallón y nadar por aguas turbulentas intentando cruzarlas sin arredrarse ni entregarse abatido.

Digno de abrazar a todos.

Hay en él un sano orgullo de sentirse grande, pero igual de tiritar de angustia cuando del dolor y del sufrimiento de los otros se trata.

¿Por qué entonces?

Porque amaba mucho a los niños, a la gente humilde y sencilla.

Pero amaba igual a su hermano Gustavo con cariño entrañable. A toda su familia. Pero también a esa familia más amplia, que a la larga somos todos nosotros.

No podía permitir una patria con las barriadas donde la indigencia muestra su rostro horrendo y fúnebre.
12. Igual que ahora

No podía permitir un país con los basurales donde el niño sin padre y el perro sin dueño disputan la misma porción de comida podrida.

Donde la madre abandonada y el cerdo arisco y cerril disputan los mismos hollejos de papa y las cáscaras de frutas malolientes.

Decía en carta que le escribe a su amigo Dégale, comentándole esta miseria:

No sé como no nos arrancamos la piel en una esquina y aullamos hasta el amanecer.

Supo al enrolarse que arrostraba los más fieros peligros. Se hizo enterizo y fue valiente, porque amaba a su patria y porque la adoraba con toda el alma.

Porque no era compatible con que hubieran mendigos deambulando por todos los lugares.

Y porque vio a hombres y mujeres condenados a una vida sin presente y sin futuro.

Y porque la vio envilecida por gente de mala calaña enquistada en el poder, igual a la de ahora.

13. Darte la mano

Emociona el que haya sido tan unido, tan pegado a su pueblo, tan fiel a su sociedad y a su destino.

Pero igual, fortalece también el que se conmoviera tanto con cada asunto íntimo del interior de su casa.

Que extrañara tanto, por ejemplo, estar sentado a la mesa donde todos están reunidos a la hora de comer.

Entusiasma esa claridad en sus decisiones. Ese haber dejado todo en la vida, la subsistencia holgada, la convivencia hecha de pequeñas satisfacciones

Dejar a un lado los pequeños placeres, los halagos de la crítica literaria, cambiándolos por una causa tan honda, tan bravía y tumultuosa.

Estoy seguro que si tú, amable lector, a la orilla de una calle no hubieras podido cruzarla, y él hubiera estado presente, seguro que venía a ayudarte.

Él de cualquier ángulo donde hubiera estado, si te observaba es seguro que corría dejando todo lo que estaba haciendo con tal de darte la mano.

Y lo preciso así, porque este es el significado final de lo que hizo con su vida, la misma que aquí apenas hemos esbozado.

14. Hacia el alba

Y si es posible te hubiera alzado en sus brazos. Porque era fuerte y alegre.

Cargaba a su madre por toda la casa haciéndola reír y regañar, por el ajetreo en que la ponía la agitaba con sus toscos abrazos.

Pero, en el fondo, ella plena de honda felicidad, de tener aquel hijo alborozado y colosal. ¿Haber sentido eso y después no tenerlo?

Por eso, su muerte tal como ocurrió es un desafío a nuestras vidas. Es una bofetada para que yo y tú y los demás despertemos.

Para que juremos ante este inmenso ser, claro y límpido, no olvidarnos jamás de su vida y tomarla como ejemplo.

Porque la fraternidad que encarna la tengamos izada en lo más alto del tremolar de las banderas y allí sea inmarcesible su mensaje.

Porque era un joven con preguntas decisivas. También con incertidumbres espinosas, ¿y quién no las tiene? Pero al final confiado y jubiloso.

Su muerte es un grito de alerta, un clarín, un cuerno de victoria hacia el alba.

15. El cielo es nuestro

Escribió:

Porque mi patria es hermosa
corno una espada en el aire,
y más grande ahora y aun
más hermosa todavía,
yo hablo y la defiendo
con mi vida.
No me importa lo que digan
los traidores,
hemos cerrado el pasado
con gruesas lágrimas de acero.
El cielo es nuestro,
nuestro el pan de cada día,
hemos sembrado y cosechado
el trigo y la tierra,
y el trigo y la tierra
son nuestros,
y para siempre nos pertenecen
el mar
las montañas y los pájaros.

Texto que puede ser reproducido citando autor y fuente

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