EL TORO NEGRO

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Por: Armando Alvarado Balarezo (Nalo)

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Es medianoche, la Luna ilumina desde todo lo alto...

- ¡Muere perro! ¡ muere cholo!

El grito del abigeo rompe la calma de la pampa, resonando en las aceradas grietas del Tucu Chira. Los fieros golpes de látigo rebotan en los peñascos perdiéndose en la oscuridad.

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Desde el fondo del corral, la manada observa la muerte del pastor y del perro guardián. Junto a la choza, un asno gris soba su cola en la pirca. Es señal de muerte con aguacero.

- ¡Arre! !arre! ¡arre!

El abigeo arrea el ganado que sale trotando y empiezan su lento ascenso por la rugosa senda de afiladas cornisas. A su paso las piedrecillas caen por la pendiente.

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El viento pampero sopla fuerte en los riscos calvos, silbando con el ichu cubierto de escarcha.
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Por la “mente” del único toro negro de la manada pasan imágenes de su amo brindándole alimento y cuidados, mientras acelera el paso abriéndose camino y se pone a la cabeza del grupo.

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Falta poco para coronar la cumbre del roquedal y siente que la sangre bulle a borbotones en sus venas.

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- ¡Arre! ¡arre! -grita el abigeo y se para en el borde del abismo.

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El toro negro aprovecha la oportunidad que espera y se acerca al abigeo, resoplando.

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Detiene su marcha a corta distancia. Ya lo tiene centrado, y no hay escapatoria para el asesino. Escarba el piso con sus patas delanteras. Muge potente y embiste. Ambos caen al abismo, dando vueltas.

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Las demás reses lo siguen y también se precipitan envueltos en un estruendo ensordecedor.

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A los pocos segundos el silencio vuelve a reinar en la Puna, y el cielo empieza a llorar.

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El augurio del asno se ha cumplido.

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A la distancia, oculto en el serpentín de Incahuaganga, la baranda de un camión espera la carga que nunca llevará.

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Huaraz, DIC 1981

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Fuente:

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RELATOS CAMPESINOS - Bodas de Oro del Colegio Nacional Coronel Bolognesi - 2007 - NAB

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